Mi abuela, como casi todas las abuelas de por aquí en esto, cantaba siempre que lo veía una canción que seguro que te suena: “cuando llueve y hace sol, sale el arco del señor y cuando llueve y hace frío sale el arco del judío” aunque, lo cierto, es que nadie tenía muy claro –ni ella, seguramente- que era eso del arco del judío, pero sospecho que se trataba de lo que llaman los astrónomos halo lunar, y que vendría a ser algo tal que un anillo blanco alrededor de la luna o el sol que se forma cuando hay nubes ligeras con partículas de hielo en suspensión. Ella, que sabía sólo lo que tenía que saber, recuerdo que me dijo una vez que tan intrigante y hebraico arco era algo así “como una franja gris que sale cuando hace mucho frío y caen gotas”, así que eso debía ser. Lo que no sabía ella (ni yo) es que el arco iris, en realidad, no es un semicírculo: es un círculo completo, pero nosotros no podemos verlo. Estos días, el meteorólogo Mario Picazo, lo enseñaba con una soberbia foto en Linkedin.
¿Y por qué son redondos?
La foto que publica Mario supera, sin duda, el vídeo que hace unos años hicieron célebre unos obreros de la construcción de Sant Petersburgo (o Leningrado, allá cada uno) y que se tomó desde la planta 87 de un rascacielos en obras. Pudieron ver el arco iris casi entero (y grabarlo) porque se encontraban lo suficientemente lejos del suelo como para que existieran gotas de agua en la atmósfera situada por debajo de su horizonte observable. Y es que el centro del arco iris se encuentra siempre en posición opuesta a la del sol en el cielo. Justo por eso, vemos arcos iris más grandes al amanecer o al atardecer, que son los momentos en los que el sol se acerca a nuestro horizonte. También los aviones son un buen sitio para ver arcos iris de círculo completo.
A 9.000 metros
La foto que compartía Picazo este 1 de marzo la había tomado, precisamente, un piloto que se llama Loyd J. Ferraro y es estadounidense. Fue tomada a 30.000 pies de altura y, como se puede comprobaren ella, no hay nadie con ninguna olla de monedas en ningún sitio, pero eso ya lo sabían todas las abuelas por muchos cuentos que nos contasen. La mía, seguro que disfruta encantada ahora viendo los arcos iris enteros siempre desde allí donde está.