Las baterías de iones de litio tienen diversos problemas: se degradan, pesan mucho y, además, ofrecen autonomía limitada. Cuando lo que mueven es un coche son, por supuesto, problemas serios, pero no insalvables –o inasumibles- pero si lo que mueven es una máquina que vuela –y que se puede caer- el asunto se complica. Por eso, todos los expertos en movilidad coinciden en que, si efectivamente el transporte aéreo ha de descarbonizarse, tendrá que ser de la mano del hidrógeno o de cualquier otro combustible, porque usar baterías no es operativo: el espacio y el peso están limitados en un avión. Ahora, una empresa americana llamada Universal Hydrogen, está a punto de poner en servicio el primer avión propulsado con motores de hidrógeno. Funcionará, eso sí, en una línea regional.

Regional Aircraft1
 

Pruebas exitosas

El avión de llama Dash 8-300 y ya se han hecho las primeras pruebas. Disponen, de hecho del certificado de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) para realizar vuelos experimentales y esperan completar pronto la primera de sus singladuras aéreas. El anuncio llega poco después de que Rolls-Royce haya completado pruebas con un motor convencional que han conseguido hacer funcionar con hidrógeno y el primer vuelo del Dash 8-300 tendrá lugar en breve. El despegue, lo tienen ya decidido, será desde el aeropuerto Internacional del Condado de Grant, en Moses Lake (Washington). Hasta la fecha, sólo otro avión, un Tupolev Tu-155 ha volado utilizando hidrógeno. Lo hizo en 1988 dentro de un programa que la Aeroflot y la Fuerza Aérea Soviética activaron para cfomprobar si era factible utilizar combustibles alternativos en aviación. Llegó a volar hasta en 100 ocasiones y se conserva en el Aeropuerto de Ramenskoye, cerca de Moscú.

Conexión soviética

El Dash 8-300 tiene capacidad para 50 pasajeros, mucho menos que el Tupolev Tu-155, un avión desarrollado sobre la base del Tu-154, un avión comercial soviético diseñado en 1968 que se utilizaba, también, en vuelos regionales de media distancia y que podría transportar hasta 180 pasajeros. El experimento activado con el Tu-155 formaba parte de un plan que pretendía que todos los aviones de la URSS se moviesen en torno a 2015 con hidrógeno. Antes, como el hidrógeno líquido era muy caro en la época, se pretendía usar gas natural, que se suministraría a las aeronaves en los aeropuertos. La caída de la URSS frenó el plan pero, en aquellos años en los que el Tu-155 volaba, Paul Eremenko, consejero delegado de Universal Hydrogen, tenía 9 o 10 años. Hoy, después de mudarse junto a su padre el matemático Alexandre Eremenko desde lo que hoy es Ucrania a los Estados Unidos, se acabó graduando en Aeronáutica en el Massachussets Institute of Technology. Hoy, es el gran impulsor del hidrógeno aeronáutico. Al final y quizá, la URSS no era un país tan atrasado como se piensa.