Si de historia naval no reciente hablamos, España le gana a Estados Unidos por la mano en casi todo menos en una cosa: el navío militar más antiguo en activo es suyo y no nuestro. Alguno, seguro, pensará en nuestro buque escuela Juan Sebastián Elcano, pero se equivocará: el bergantín-goleta de la Armada no tiene ni 100 años siquiera, ya que fue botado en 1927. Los americanos, por el contrario, tienen en su Armada un barco que surca los mares desde hace 225 años: el USS Constitution.
Botado a finales del XVIII
La USS Constitution (usamos la porque es una fragata) se botó en 1797 y fue construido al tiempo que otras cinco fragatas: Constellation, Chesapeake, Congress, UnitedStates y el President. De construirlas se encargó el astillero Edmund Hartt, de Boston y, de todas ellas, sólo queda la que hoy hacemos protagonista de estas líneas. En su largo historial figuran enfrentamientos con Francia a los pocos meses de ser botada, La I Guerra Berberisca que enfrentó a principios del XIX a Estados Unidos y a los piratas berberiscos del norte de África y, también, tres enfrentamientos con fragatas británicas allá por 1812 que le valieron el sobrenbombre de Old Ironsides, ya que parecía inmune a los cañonazos. En 1830 andaba tan maltrecha que se recomendó su deguace, pero el poema (precisamente titulado Old Ironsides) que le dedicó Oliver Wendell le permitió salvarse. Todavía tuvo unos cuantos años más de servicio regular hasta que en 1860 fue escogida como buque de entrenamiento de la Academia Naval, Desde principios del XX permanece en Boston, como barco de recepción, pero sin haber sido dada de baja del servicio activo.
¿Cómo es?
Mide 62 metros, desplaza 2.200 toneladas y equipaba 50 cañones con un alcance de 1.100 metros. Es, como hemos dicho, el buque de guerra en servicio más antiguo del mundo, pero no el más antiguo que se conserva: la British Army conserva en Portsmouth el HMS Victory, que data de 1765, pero está en un dique seco y ya no puede navegar.