Se suponía que era una de las recetas que podría hacernos recuperar la soberanía energética, pero las cifras lo desmienten: durante el pasao mes de septiembre, las plantas de biogás fueron capaces de producir sólo 12 Gwh, lo que supone una aportación al global de energía producida en España inferior al 1%. La cifra da que pensar, porque el biogás, que procede de la biodegradación de la materia orgánica, mediante la acción de microorganismos y otros factores, en ausencia de oxígeno puede generarse en vertederos, explotaciones agrícolas y ganaderas y hasta en depuradoras, no se está explotando como debe.
Cifras decepcionantes
En realidad, el balance es incluso peor de lo que permite indicar ese exiguo porcentaje inferior al 1% del que hablábamos, ya que la estadística oficial habla, exactamente, de un 0%, que es la cifra que se asigna siempre a porcentajes exiguos.
Comparativa
Si nos fijamos en las cifras globales, esos 12 GWh equivalen a prácticamente nada: el gas argelino permite generar cada mes 7.962 Gwh y en Estados Unidos se producen 6.012 GWh mediante fracking, una técnica prohibida en España. Las ventajas del biogás son muchas y nos permitiría no pdepender de suministros externos, pero hay algo que falla: son instalaciones costosas y exigen de una apuesta decidida que, de momento, no se ha hecho. ¿Queremos no depender del extranjero? Pues pongámonos a trabajar en serio, porque no es admisible que tengamos 129 plantas en España capaces de producri biogás y no haya practiamente producción. Nuestro campo, que necesita nuevas fuentes de ingresos, precisa que esta riqueza se aproveche.