El bótox, esa neurotoxina que produce la bacteria Clostridium botulinum y que genera una parálisis muscular que no lesiona estructuras nerviosas y tiene la virtud de eliminar o reducir de manera temporal las arrugas de expresión, no es sólo para seniors. Así lo considera, por ejemplo, Bloome, una empresa que se presenta como especialista en medicina estética para jóvenes y cuenta ya con clínicas en Barcelona, Girona, Tarragona y Madrid.
¿Para qué puede necesitar una persona joven estos tratamientos?
El bótox elimina (temporalmente) lo que se conoce como arrugas dinámicas, que tienen más que ver con la expresión de cada persona que con su edad. Al tiempo, mejora también la apariencia de las arrugas estáticas, éstas sí vinculadas a la edad y más evidentes durante los meses cálidos. Se trata, además, de una solución muy poco invasiva y que, aunque tiene carácter temporal, permite disfrutar de los resultados de manera casi inmediata. El tiempo de recuperación y los tratamientos posteriores que exige son además, muy simples. Estamos, pues, ante una técnica estética rápida e idónea para afrontar con un mejor aspecto encuentros, reuniones o eventos como los que abundan durante los meses estivales. Lo explica con detalle la doctora Pilar Souto: “la toxina botulínica también es uno de los tratamientos que ofrece mayor versatilidad, ya que se puede utilizar en diversas áreas del rostro, como la frente, el entrecejo, las patas de gallo, el cuello y la zona peribucal, para reducir la apariencia de arrugas y líneas de expresión y también puede ser utilizado para tratar algunas afecciones médicas como el exceso de sudoración y hasta el el bruxismo”. Las zonas más en tendencia para tratamientos con Bótox
Interés creciente
Desde Bloome han observado que en los últimos años hay una tendencia creciente entre los jóvenes que inician a edades más tempranas tratamientos con Bótox con fines preventivos y buscando resultados naturales. Esta tendencia, alineada con los valores de la marca, se debe en parte a una mayor conciencia sobre los tratamientos estéticos y a una disminución de los estigmas asociados con los mismos. Por ello, los jóvenes suelen utilizar el Bótox para prevenir la aparición de los signos de la edad y retrasar en la medida de lo posible la formación de arrugas de cara al futuro. También lo utilizan para realzar la apariencia de ciertas áreas del rostro, como el entrecejo y la frente con el fin de mantener un aspecto relajado, fresco y juvenil.
Dosis bajas
Para estos públicos, se recomienda un tratamiento muy concreto, denominado Baby Bótox, en el que utiliza una dosis más baja de toxina botulínica de la que se suele emplear en un tratamiento tradicional, lo que permite obtener resultados más naturales y sutiles. Es, explica Souto, “un método preventivo para quienes buscan adelantarse a los efectos de la edad y una opción perfecta para tratar las pequeñas arrugas de expresión que se pueden ir observando antes de que intensifiquen durante los meses de verano, puesto que es habitual fruncir más el ceño y la frente y entrecerrar más los ojos para protegerlos de la intensa radiación solar; independientemente de esto, es un tratamiento ideal para mantener durante el resto del año”.
Patas de gallo y bruxismo
Una de las áreas a tratar más en tendencia durante todo el año, y que aumenta la demanda durante los meses cálidos, es la de la corrección de arrugas de la zona periocular o coloquialmente conocida como patas de gallo. Durante la primavera y con una luz más natural, estas pequeñas arrugas pueden notarse más. Las Bunny Lines o líneas horizontales a ambos lados de la nariz. Estas arrugas se forman cuando se sonríe o se frunce el ceño también se pueden tratar con bótox, al igual que el bruxismo, que afecta al 60% de la población y no es otra cosa apretar y rechinar los dientes sin ningún propósito funcional. Esta costumbre se vincula a excesos de actividad en la musculación de la masticación y puede estar relacionada con el estrés, la ansiedad y otros problemas de alineación dental. “La toxina botulínica está ayudando a muchísimas personas que sufren de esta afección”, explican desde Bloome, “ya que su aplicación consigue relajar la musculatura de esa zona, especialmente el músculo masetero, lo que evita que el paciente siga teniendo los efectos negativos que puede provocar este hábito, como dolor y tensión en la mandíbula e incluso fracturas dentales, en los casos más severos. Además, es un tratamiento sencillo, siempre y cuando sea realizado por manos expertas; mínimamente invasivo y sin necesidad de recuperación. De esta forma, los pacientes podrán realizar su día a día con normalidad y los resultados son evidentes durante meses”.