Todos le dan por muerto por, dicen, sucio y antiguo, pero en España todavía disponemos de importantes (e inexplotadas) reservas y en China, donde tienen menos prejuicios y todavía lo explotan intensamente, acaban de diseñar un motor de detonación capaz de alcanzar el equivalente a seis veces la velocidad del sonido y que; sí, lo han adivinado; utiliza carbón como combustible.
¿Qué es un motor de detonación?
Los motores de detonación de empezaron a fabricar en 2010, pero es, ahora y gracias al esfuerzo de la Marina de los Estados Unidos, la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), la Universidad de Florida y, ahora, la Sociedad China de Artillería, que están a punto de convertirse en una de las grandes esperanzas de la ingeniería. En concreto, el motor que acaba de presentar china serviría, si se aplicase, para recortar en un 20% el volumen de combustible que necesitan los aviones actuales.
Este tipo de motores, en lugar de utilizar un sistema de combustión continua queman combustible utilizando explosiones controladas. Desde 2021, y gracias a la Universidad de Florida, estas explosiones se pueden estabilizar, lo que permite emplear estos motores para propulsar aviones y cohetes a velocidades hipersónicas. Ahora, los chinos han dado un paso más allá y utilizan polvo de carbón como combustible. Así, las pequeñas partículas del negro mineral se inyectan en una cámara de combustión con oxígeno en la que una bujía produce una pequeña chispa eléctrica que hace que la mezcla explote. El bajo precio del carbón y su elevada densidad energética otorga al invento un valor incalculable. El proceso, para evitar explosiones incontroladas, se estabiliza mediante el uso de etileno.
Plan a largo plazo
El motor que acaban de presentar es una de las claves para el plan nacional chino de vuelo hipersónico, en el que Pekín está invirtiendo grandes cantidades de dinero y que ha alcanzado un nivel de desarrollo que sorprende incluso a los americanos, Entre los planes chinos figura disponer en 2035 de una flota de aviones hipersónicos capaces de volar en trayectoria suborbital y alcanzar cualquier punto del globo en menos de una hora. Mientras, en España, sólo sabemos repetir que el carbón es malo, sucio y contaminante.