En India lo tienen claro: el desarrollo del país exige más energía y esa energía la piensan obtener del carbón, el mineral que les permite producir hoy el 70% de la electricidad que consumen. Lo harán, además, con carbón importado. Al acabar 2021, funcionaban en la India 23 centrales térmicas de carbón y estaban construyéndose 28 más. Algunas de ellas ya se han completado y entraron en servicio durante 2022.
Ley de Emergencia
El incremento será posible gracias a un Ley de Emergencia que el gobierno indio ha activado para garantizar la seguridad energética, que es prioritaria para el país y pasa por delante de compromisos climáticos. Dicha Ley se aprobó después de que Maharashtra y Gujarat, dos de los estados más poblados, industriales y dinámicos del oeste del país, solicitasen medidas de emergencia para garantizar el suministro de energía. En respuesta a su demanda, la eléctrica estatal NTPC Ltd, planteó la posibilidad de aumentar su capacidad de generación con carbón para que no se repitieran los cortes de suministro que el país sufrió en primavera.
Carbón para treinta años
El ministro del carbón de la India Pralhad Joshi, señaló a fines de 2022 que el país no tiene intención de deshacerse del carbón en el corto plazo. Dirigiéndose a un comité parlamentario, Joshi explicó que el carbón continuará desempeñando un papel importante en la India hasta, por lo menos, el 2040 y afirmó que su demanda aún no alcanza el punto máximo en el país. ¿Estamos ante una oportunidad para las minas europeas? India no dispone de capacidad productiva suficiente para hacer frente al incremento de la demanda previsto pese a ser, con 811 millones de toneladas anuales, el segundo productor mundial. Sus más de 1.400 millones de habitantes y el 8,7% qde crecimiento que registró la economía del subcontinente durante el año fiscal 2021-2022, hacen que India necesite cantidades ingentes del mismo mineral que, no lo olvidemos, está detrás incluso del nacimiento de la UE y que explica buena parte del bienestar que ha alcanzado Occidente en los últimos 200 años. No tenemos, por supuesto, autoridad alguna para negarles el salvoconducto a una vida mejor que para ellos representa el carbón.