En Teruel, zona cero de la despoblación en España junto a Soria, la economía pivota sobre la agroindustria y el turismo tras haberse liquidado con nocturnidad, alevosía y alternativas escasas el antaño potente sector mineroenergético pero, incluso, los nuevos nichos de empleo le deben mucho a las viejas minas hoy cerradas: así lo ha reconocido la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, la institución que está detrás de los parques temáticos que integran Territorio Dinópolis y que son uno de los motores económicos de esta, a menudo, olvidada provincia.

 

Los fósiles se localizaron gracias a la actividad extractiva

Ha sido, en  concreto, durante la Semana de la Ciencia organizada este mes y lo ha indicado Luis Mampel, uno de los paleontólogos de la Fundación, que ha recordado cómo algunos de los más importantes restos fósiles de entre los 60.000 fósiles localizados e inventariados en la provincia proceden de la antigua mina de lignito de Santa María de Ariño, propiedad de Samca, donde la explotación de carbón finalizó en 2019 pero todavía hoy se realizan labores de paleontología.

 

Otra forma de riqueza

La paleontología; vinculada al ocio familiar, eso sí; es según la dirección de la Fundación Dinópolis un motor para Teruel. En concreto, en los parques trabajan actualmente unas noventa personas y en otros ámbitos de la fundación, varias decenas más, pero la cifra que queda lejos de los 400 trabajadores que empleaba en Teruel allá por 2016 el sector carbonífero, pero algunas empresas que explotaron minas, caso de la citada Samca, han reorientado su actividad a la producción de fertilizantes minerales a partir de la leonardita, un recurso mineral que suele estar presente en cuencas lignitíferas. En paralelo, se anuncian también para la provincia proyectos de reciclaje de basuras que emplearán antiguas instalaciones mineras para poder ejecutarse. Sea como fuere, en Teruel parece que, pese a la revolución verde, el carbón sigue siendo protagonista, aunque ahora de manera indirecta.