El desarrollo de la tecnología del 5G como motor económico clave del futuro llega en plena batalla comercial entre las dos superpotencias mundiales, los Estados Unidos y China. Esta nueva generación de tecnologías de telefonía móvil no sólo dará más capacidad y conectividad a nuestros móviles, sino que hará más potentes las infraestructuras. El 5G abre nuevas oportunidades económicas, pero también plantea problemas a gobiernos e instituciones. En Europa, a gobiernos e instituciones europeas les preocupa el despliegue de esta tecnología por las posibles interferencias de regímenes autoritarios, así como por los riesgos que pueda tener para la salud y para el medio ambiente.
Actualmente, la china Huawei y las europeas Nokia y Eriksson son las compañías que están al frente en el impulso del 5G por todo el mundo. La competitividad de precios del gigante chino pone a Huawei en ventaja con respecto a sus competidores, pero su predominio en el suministro de esta tecnología estratégica para la economía del futuro genera preocupaciones en los Estados Unidos y en Europa.
Washington tiene en el punto de mira a Huawei, a quien ve como una amenaza directa a su seguridad, mientras que Bruselas mantiene una posición moderada permitiendo su acceso a la red europea pero marcando condiciones para participar en la construcción de infraestructuras críticas como pueden ser centrales nucleares, aeropuertos o sistemas financieros.
Los datos privados y la información sensible de los estados no es la única inquietud en Europa. Un informe de la Eurocámara publicado hace pocas semanas alertaba de las dudas sobre "el impacto negativo" del 5G para la salud de las personas y el medio ambiente por sus "altas frecuencias".
El problema de Huawei
Huawei es el fabricante más grande de equipos de telecomunicaciones del mundo. Este gigante tecnológico chino se encuentra en una carrera con las compañías europeas Nokia i Ericsson para construir las redes de 5G.
En plena guerra comercial con China, los Estados Unidos han puesto Huawei en el centro de la diana y han acusado a la compañía china de representar una amenaza a su seguridad porque está obligada a facilitar datos al régimen de Xi Xinping.
La experta en seguridad internacional y geopolítica del German Marshall Fund (GMF) Kristine Berzina ve preocupante que regímenes autoritarios como China puedan tener acceso a información o datos personales de estados democráticos. "¿Qué pasa cuando nuestra información se da a actores que no se comportan como nuestros gobiernos, que no rinden cuentas ni son transparentes?", se pregunta.
Además, remarca que los riesgos no vienen tanto por la dependencia a los móviles chinos, sino por la inclusión del 5G en las grandes infraestructuras. "Una vez la tecnología está dentro, sacarla si te das cuenta de que supone un riesgo de seguridad es muy caro", alerta.
En este sentido, asegura que la preocupación sobre los proveedores chinos de 5G no es "sólo de Trump" y que hay consenso entre demócratas y republicanos sobre los riesgos que supone para la seguridad de los Estados Unidos.
Así, desvincula el asunto del 5G de la guerra comercial entre Washington y Pekín. "No es una cuestión de competición, sino de vulnerabilidades fundamentales de seguridad", defiende.
Por su parte, el eurodiputado Ivo Hristov, miembro de la comisión de Industria de la Eurocámara encargada de seguir el despliegue de la red de 5G en Europa, defiende que la política con respecto a esta tecnología no se tendría que hacer desde un "punto de vista ideológico" porque "la seguridad es un asunto global".
La posición de Bruselas
La administración de Donald Trump exigió a los países europeos una prohibición total de acceso a las compañías chinas y llegó a amenazar con dejar de compartir información secreta con el viejo continente. Por su parte, Pekín insinuó revanchas económicas si se cerraban totalmente las puertas del mercado europeo.
Finalmente, Bruselas optó al principio de año por permitir restricciones a proveedores de 5G que puedan suponer un "alto riesgo" para la seguridad sin mojarse sobre Huawei.
La Comisión Europea ha confeccionado una guía de medidas para evitar peligros como los ciberataques o las interferencias extranjeras, pero está en manos de las capitales del bloque decidir qué nivel de acceso permiten a las compañías a su red, especialmente en sectores vulnerables.
Hristov considera que se tienen que exigir los "mismos estándares para todos los proveedores, sean americanos, chinos o europeos". También reivindica el rol de Bruselas en la cuestión. "Si lo dejamos sólo en manos de cada estado seremos más débiles", apunta.
La experta del GMF ve acertada la posición de Bruselas de no señalar directamente a Huawei y dar unas líneas generales que se puedan aplicar a todas las compañías y también a otros sectores. En este sentido, apunta que en las próximas décadas se abrirán nuevos dilemas similares en los del 5G, por ejemplo, en el campo de la Inteligencia Artificial.
La "batalla" por los estándares, más económica que geopolítica
Para el experto en innovación veterano de Silicon Valley y profesor de la Universidad de Berkeley Jerome Engel, la "batalla estratégica" para definir los estándares del 5G puede ser más entre compañías que entre estados. "Puede ser que no sea tan geopolítica como económica, ya lo veremos", apunta.
Engel señala que llegar a definir unos estándares globales será un "reto" porque recuerda que con todas las tecnologías siempre hay una "guerra por los estándares". "Eso pasará también con el 5G, pero tenemos que colaborar porque si hay unos estándares globales tienen que ser los mejores para todos", señala. Según el experto en innovación, la tecnología 5G "abre una oportunidad muy importante".
Dudas sobre la salud
Las interferencias de regímenes autoritarios no son la única preocupación sobre el 5G en Europa. El eurodiputado Ivo Hristov pidió un informe a la Eurocámara sobre los peligros de esta tecnología para la salud. Hristov considera que se tienen que considerar "todos los retos" del 5G, también los que supone para la "salud humana" y la "biodiversidad".
Este análisis publicado recientemente alerta precisamente de las dudas sobre "el impacto negativo" del 5G para la salud y el medio ambiente. En concreto, el texto destaca como varias investigaciones científicas recelan de la exposición "constante" para la población a las "altas frecuencias" de esta tecnología.
"Varios estudios sugieren que el 5G podría afectar a la salud de humanos, plantas, animales, insectos y microbios," asegura el informe. Sin embargo, también reconoce que no hay bastantes evidencias, especialmente porque ahora mismo no es "posible simular o medir esmeradamente las emisiones del 5G en el mundo real".
La Comisión Europea no ha realizado de momento ningún estudio sobre los riesgos de salud potenciales del 5G, pero los investigadores de la Eurocámara piden "prudencia" con esta tecnología y más investigación sobre los peligros para la población.