El cambio en la movilidad personal avanza y, tanto es así que, al acabar 2023, funcionaban en toda Europa 600.000 puntos de recarga según la Asociación Europea de Electromovilidad (Avere). En España, sin embargo, no llegan a 30.000. Y muchos de ellos están fuera de servicio. La falta de una red lo suficientemente capilar y densa lastra los porcentajes de venta de estos vehículos.

 

Tres problemas

El coche eléctrico tiene hoy  tres problemas. El primero se vincula a la obsolescencia de unas baterías que se degradan y que, tras unos diez años de uso, quedan inservibles y obligan a una cuantiosa inversión para poder seguir usando el coche. El segundo es el precio de los coches, que se soluciona con más subvenciones y más sencillas y, también, con más coches asequibles como el MG4. El tercero es la insuficiente red de puntos de recarga. En España, ese es uno de los problemas más serios: de los 27.500 puntos, la mayoría ofrece potencia insuficiente y casi 10.000 están desactivados. Ahora, diferentes empresas privadas quieren mejorar la red y la UE va a exigir que, al menos cada 60 km, exista un punto de recarga útil y con potencia suficiente.

Más conectores rápidos

En Europa, existen hoy unas 136.000 estaciones de servicio que ofrecen diferentes puntos de suministro para coches eléctricos. Además, de los los 600.000 puntos de recarga, sólo en torno a un 10% son de carga rápida sólo son 57.000. La mayoría de los 600.000 cargadores están en Alemania, Noruega, Francia y los Países Bajos. En España, sólo tenemos 2.000 puntos de recarga rápida. En suma, mucho camino por recorrer que, de momento, tiene que recorrerse en coches de combustión.