El comercio tradicional no salió nada bien parado de la pandemia y, dentro de este contexto general, algunos gremios han salido peor parados que otros. Uno es el de las pescaderías. De las que funcionaban en Catalunya en 2016, un 23,8% ha desaparecido. Todo, además, acontece al tiempo que en los supermercados e hipermercados desaparecen también las secciones de pescadería clásicas ante el empuje del pescado envasado, mucho más caro. Llega, incluso, a doblar el precio por kilo del pescado vendido en mostrador. Conforme mayor es el manipulado, más crece el precio. Y conviene recordar que la limpieza del pescado, en las pescaderías tradicionales, en raras ocasiones encarece el producto.

 

Pescado
 

Razones

Las razones detrás de este abultado porcentaje de cierres se resumen en un reciente estudio que ha elaborado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en colaboración con el Gremi de Peixaters. Sus responsables (el doctor en Ciencias Ambientales Miquel Ortega) y la investigadora Marta Coll) detallan en El rol de las pescaderías catalanas en la distribución de pescado de proximidad que el cambio en los hábitos culinarios, el descenso del porcentaje de personas que come en casa; las constantes inspecciones laborales, fiscales y medioambientales y, también, el desconocimiento de las diferentes especies de pescado están detrás de los cierres.

Unas 1500

Según el estudio, y si analizamos la estructura de los establecimientos de pescadería en Cataluña, resulta que en 2021 quedaban alrededor de 1.500 pescaderías, de las cuales un tercio se encuentran en la comarca del Barcelonès. La mayoría son micropymes, con un máximo de 4 personas trabajadoras.

“Desgraciadamente, el consumo de proximidad, a pesar de las grandes campañas institucionales que intentan promoverlo, no está en su mejor momento y la situación es muy preocupante. Tenemos pescado de máxima calidad, tenemos establecimientos de confianza, nuestro personal es profesional, nos hemos adaptado a la digitalización…; estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para incrementar el consumo de pescado y marisco fresco, pero, en cambio, nada funciona. Si los consumidores no somos conscientes de la riqueza que tenemos cerca, y si las autoridades no bajan el precio del IVA del pescado después de haberlo hecho con otros alimentos, el mensaje que están dando es claro en contra del consumo de pescado, y muchas más pescaderías corren el grave riesgo de desaparecer», se lamenta presidente del Gremi, Àlex Goñi. La pérdida de capilaridad de este subsector del comercio minorista, adelante, tendrá “consecuencias en la salud de los consumidores” y, además, “implicará un cambio negativo en nuestra forma de entender el territorio y la sociedad”. Los datos del conjunto de España no son mejores: entre 2007 y 2020, han desaparecido un 26,49% de las pescaderías. Hoy, el 27% del producto que comercializan las pescaderías tiene su origen en los puertos del Mediterráneo y el 50% de las principales especies de pescado azul son de proximidad, al igual que la mayor parte del marisco y moluscos.