Las cerca de 80 plantas de compostaje que actualmente funcionan en Catalunya tratan 1,2 millones de toneladas de residuos orgánicos y producen cada año unas 300.000 toneladas de compost o abono orgánico. Además de  ser una industria sostenible, genera ocupación. Conviene, eso sí, tener cuidado con su origen, porque el compost que se elabora, por ejemplo, con lodos de depuradoras, puede llegar a contener restos de antibióticos y metales pesados. En las plantas catalanas, el control es máximo.

/uploads/s1/35/81/63/64/800px-compost-dirt_4_1258x630.jpeg
 

 

De dónde viene el compost

Se pueden convertir en compost los residuos que forman la fracción orgánica de la recogida selectiva, las deyecciones ganaderas, los lodos de depuradora, los restos vegetales y los residuos orgánicos de la industria agroalimentaria. Sobre sus usos, la Generalitat ha elaborado un estudio según el que las plantas que tratan deyecciones ganaderas, restos vegetales y residuos orgánicos tienen un mejor conocimiento del mercado del compost, de sus posibles usos y de los usuarios que las plantas públicas. Por otra parte, las plantas de compostaje públicas, al disponer menos conexión con el sector agrario, tienen más dificultades para comercializar sus productos y ofrecen precios más bajos. Pese a ello, conocen mejor las normativas de fertilizantes y de residuos aplicables. El compost es el producto resultante de la descomposición aerobia de la materia orgánica mediante procesos de compostaje y el producto resultante, reutilizado en el sector agrícola, mejora de la fertilidad de suelos y la rentabilidad de cultivos.

Solución a un problema

La actividad de estas plantas permite que los residuos que se utilizan para producir estos abonos tengan uso y no sea necesario invertir recursos adicionales en su eliminación. El compost es un producto muy apreciado por productores ecológicos y, también, por jardineros y, para promocionarlo, desde la Generalitat se activan diferentes iniciativas y cursos de capacitación. Entre las iniciativas más destacadas figura la Semana Internacional del compost, evento que tiene lugar cada año durante el mes de mayo y suele incluir desde ferias a talleres explicativos y acciones promocionales para dar a conocer las virtudes de un producto sostenible y autóctono que da nueva vida a residuos que podrían llegar a convertirse en un problema.