La cerveza es la bebida alcohólica más consumida en España y si quien la bebe es de los que están ya de vuelta y no tienen más complejos que los inevitables, la cerveza con limón se convierte en opción interesante Es, sin duda, una de las combinaciones estrella pero conviene tener claro algo antes de consumirla: engorda más.
Menos alcohol
Lo explican desde la OCU: “Mucha gente puede pensar que este tipo de cervezas son más saludables que una cerveza tradicional y, aunque hay algo de cierto, no siempre es así”, explican. ¿Por qué? Pues muy sencillo: el porcentaje de alcohol es menor que en las cervezas convencionales, pero en su fórmula se incluyen ingredientes que incrementan el volumen de calorías. Sin embargo, conviene distinguir entre las diferentes fórmulas, porque las que más calorías tienen son las que llevan zumo.
Dos tipos
En el mercado encontramos dos tipos: las radler, a las que se ha añadido zumo de limón y las shandy, elaboradas con aromas y saborizantes y con un porcentaje de alcohol que no suele pasar del 1%. En las radler, el porcentaje de zumo varía y, así, va desde el 0,4% de la Damm Lemon hasta el 5% que puede incluir la Radler Ambar. En todos los casos, su volumen de calorías suele ser en torno a un 12% más que el de la cerveza clásica. Con las Shandy, sucede lo contrario: al no ser el porcentaje de alcohol superior al 1%, las calorías que aportan son menos, en concreto hasta un 15% menos que una cerveza clásica según la OCU. Ahora, eso sí, de zumo de limón, nada.
Las radler tienen origen alemán y la tradición cuenta que se prepararon por primera vez en 1922 en un bar de comidas de Oberhaching (cerca de Munich) con motivo de una carrera ciclista. Por lo visto, al dueño se le acabó la cerveza y la mezcló con limonada. El invento funcionó y los ciclsitas quedaron encantados. Allí, en la época, se les llamaba Radler. El origen de la shandy es más literario: aunque se sabe que Enrique VIII era amigo de la cerveza con limón, su nombre se le debe a Tristram Shandy, personaje literario protagonista de la novela Vida y opiniones de Tristram Shandy, de Laurence Sterne que era muy amigo de esta bebida.