Se llama chicharrita (no confundir con la cigarra), es un insecto habitual en Oceanía y Sudamérica, se alimenta de la savia de plantas a las que puede transmitir virus y bacterias y, eso es lo que la hace interesante, ha desarrollado su propio sistema de ahorro de energía.

Superpropulsión

Su alimento principal es la savia que circula por los tallos, compuesta en un 98% de agua y con muy escasos nutrientes, lo que obliga, dado su pequeño tamaño, a ingerir grandes cantidades y eliminar mediante excreción el agua. Para ello, dispone de un sistema singular: la superpropulsión.

Empoasca spp Adulto

Hasta 300 veces su propio peso corporal

El hallazgo es cosa de investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia y se ha publicado en Nature Communications. Su trabajo ha permitido conocer que estos invertebrados son capaces de, mediante dicho sistema, eliminar el equivalente en agua a 300 veces su peso corporal. Los humanos, por el contrario, eliminamos mediante la micción un 2,5% como máximo al día. ¿Cómo lo logran? Gracias a un sistema digestivo eficacísimo y a unos músculos que les permiten proyectar la orina en gotas en vertical en lugar de a modo de chorro como hacen otros insectos que, como ellas, pertenecen a la familia de los cicadélidos.

Un disparo único

Los autores de la investigación descubrieron que las chicharritas emiten gotas de orina mediante ese disparo de líquido hacia arriba como una estrategia para conservar energía, diferenciándose de otros insectos de la familia de los cicadélidos que emplean otros mecanismos de expulsión de residuos, como la producción de una corriente en chorro. Su proceder ahorra energía y tiempo y, consideran los investigadores, podría clonarse para desarrollar estructuras autolimpiables y motores robóticos blandos inspirados en los organismos de los insectos.