Los drones están convirtiéndose en un artefacto tecnológico cada vez más versátil y cuyas utilidades se aplican en ámbitos tan variados como el sanitario, el agrícola o el de la seguridad, pero el origen de estos ingenios, no conviene olvidarlo, es militar. El último desarrollo en este ámbito llega de China y dispone, además, de camuflaje ruso. Se llama PD2900 y es un dron kamikaze.

 

En fibra de carbono

La aeronave no tripulada está fabricada en fibra de carbono y materiales compuestos que le proporcionan una gran resistencia y minimizan su peso. Es capaz de volar hasta durante 12 horas y su alcance está fijado en 2500 km. La velocidad máxima es de 250 kilómetros hora y dispone de un depósito de combustible de 160 litros a prueba de explosiones. Es capaz de transportar hasta 100 kg de carga y su camuflaje es idéntico al de los cazas de combate rusos  Su57.

Dos sistemas de despegue

El dron es capaz de despegar de dos maneras: mediante sistemas de catapulta o asistido por cohetes. Técnicamente es similar al célebre Shahed 136 iraní, pero su aerodinámica es mejor. También, en lo referido a capacidad de carga, mejora a la aeronave iraní, que sólo puede cargar 40 kg. Por sus características, es idóneo para misiones suicidas, ya que es capaz de portar carga explosiva. China, de nuevo, enseña los dientes con artefactos tecnológicos temibles. La guerra de Ucrania está cambiando las doctrinas militares y los drones se revelan como una alternativa económica a los misiles. Rusia y Ucrania los utilizan de manera intensiva y China también quiere ser parte de esta revolución táctica. La disponibilidad de componenbtes y plataformas permite desarrollar con rapidez aeronaves económicas capaces de atacar objetivos fuera del alcance de la artillería sin necesidad de desarrollar y fabricar costosos misiles.