El reciente accidente de una furgoneta en Magdeburgo ha reavivado el debate sobre la difusión de imágenes de fallecidos. Grabar y compartir vídeos de cadáveres no solo vulnera la privacidad, sino que constituye un delito. La legislación española prohíbe expresamente la difusión de imágenes de terceros sin consentimiento, especialmente en casos que afectan la dignidad de la persona fallecida y sus allegados.

La policía trasllada una víctima de l'atemptat a Magdeburg (Europa Press)
La policía traslada a una víctima del atentado en Magdeburgo (Europa Press)

Los límites legales en la difusión de imágenes sensibles

Hace poco más de un año compartía esta misma información en un artículo sobre el fallecimiento de Álvaro Prieto, el joven cordobés encontrado electrocutado entre dos vagones de tren en la estación de Santa Justa de Sevilla. Muchos usuarios entonces compartieron las imágenes del cadáver por las redes sociales, especialmente por WhatsApp, incurriendo en un delito, por no hablar del coste moral y ético de estas acciones.

Esta práctica se considera una vulneración de la Ley Orgánica de Protección del Derecho al Honor, la Intimidad Personal y Familiar, con sanciones que van desde multas hasta penas de cárcel dependiendo de la gravedad. Además, este comportamiento perpetúa un morbo innecesario en redes sociales, deshumanizando a las víctimas.

Joven con Whatsapp en el móvil
Joven con WhatsApp en el móvil

Casos recientes y lecciones legales

El caso de Álvaro Prieto y el atropello de un menor de 12 años son ejemplos recientes donde imágenes sensibles circularon masivamente. Estas situaciones ponen de manifiesto la necesidad de educar sobre las consecuencias legales y morales de compartir contenido de este tipo. Aunque algunos argumentan desconocer la legalidad, la ley es clara: compartir imágenes sin autorización constituye un delito, y quienes reenvían el material también pueden enfrentar sanciones.

¿Qué implica legalmente compartir este tipo de contenido?

Grabar o distribuir imágenes sin consentimiento infringe la normativa sobre privacidad y puede considerarse un delito penal. Las consecuencias legales incluyen:

1. Delito contra la intimidad: Las penas oscilan entre uno y tres años de prisión y multas significativas.

2. Responsabilidad civil: Indemnización económica a los familiares afectados por daños morales.

3. Propagación de contenido ilícito: Cualquier persona que participe en la cadena de difusión puede ser responsable legalmente.

¿Cómo evitar estas conductas?

Es fundamental entender la gravedad de compartir contenido sensible en redes sociales. La difusión puede parecer inocua, pero perpetúa un daño emocional a las familias afectadas. Informarse sobre la legislación vigente y promover un uso ético de las plataformas digitales son pasos esenciales.

El impacto legal y social de compartir imágenes de fallecidos es significativo. Más allá de las sanciones legales, esta práctica afecta profundamente a las familias y al respeto hacia las víctimas. Por ello, es crucial reflexionar antes de reenviar contenido sensible y fomentar un entorno digital respetuoso y responsable.