A la hora de comprar un nuevo ordenador portátil pueden surgir dudas de todo tipo. Existen varios sistemas operativos, modelos y especificaciones que provocan una confrontación sobre qué necesitamos y de qué podemos prescindir. ¿Necesito el ordenador únicamente para trabajar con ofimática y navegar por Internet? ¿Quiero utilizar programas que requieren de muchos recursos o jugar a videojuegos? ¿Qué sistema operativo me interesa más?

¿Windows, Macbook o Chromebook?

Si queremos escoger portátil de entre un gran surtido de opciones en cuanto a marcas y precios, sin duda hablamos de un ordenador con Windows. El sistema de Microsoft es comúnmente conocido por permitir acceder y ejecutar una cantidad cuantiosa de programas y aplicaciones, lo que supone una de las mayores ventajas que dispone frente a su competencia.

Además, aquellos interesados en jugar a videojuegos mediante un ordenador portátil encuentran en Windows su mejor aliado para ello, ya que es el sistema operativo de referencia para el gaming. Sin embargo, un punto negativo por el que cierto público opta por Mac antes que por Windows, entre otras cosas, es que el segundo es mucho más vulnerable a tener algún virus.

Por su parte, los distintos modelos de Macbook portan un sello de identidad de elegancia, comodidad y fiabilidad muy característico de la marca Apple. Los ordenadores con sistema macOS son altamente recomendables para aquellos a quienes les interese el uso de software creativo (edición de vídeo, fotografía o maquetación) por disponer de una serie de programas únicos y muy útiles en este campo.

También cabe destacar la compatibilidad de dispositivos de Apple, que para unos es una ventaja y para otros no. Aquellos amantes de los productos de la manzana mordida se encuentran con un completo ecosistema que permite aunar las distintas plataformas de la marca. No obstante, para otro público supone una molestia darse de bruces con incompatibilidades en muchos programas, dispositivos o accesorios que no son aptos para macOS. Su alto precio es también un hándicap para quienes no están dispuestos a pagarlo.

En tercer lugar, el Chromebook emerge como una alternativa a PCs portátiles con Windows y a Macbooks. Utiliza el sistema operativo ChromeOS de Google y se limita en gran medida al funcionamiento online, haciendo las funciones de una navegador web. De esta manera, en lugar de instalar programas, los usuarios acceden a ellos a través de la tienda Chrome de Google. Estos dispositivos tienen una capacidad de almacenamiento limitada, pero son rápidos, baratos y fáciles de usar.

¿Cuánto pagar?

La consideración más importante para la mayoría de los compradores: el precio. Por debajo de 200 euros, los portátiles pueden servir poco más que para escribir y navegar por Internet. Dentro de este segmento, destaca especialmente el Acer Aspire One Cloudbook 11 por tener resolución Full HD (algo difícil de encontrar en ordenadores de esta categoría), además de unas especificaciones decentes.

Para notar un salto sustancial en las posibilidades del dispositivo hay que subir la apuesta a partir de los 500 euros. En este punto encontramos procesadores Intel Core i5 y 8 GB de RAM, con lo que se podrán realizar tareas más complejas en menor tiempo. Será a partir de los 1.000 euros donde el usuario se hará con un producto premium, con procesadores de última generación y la posibilidad de realizar tareas de alta intensidad.

¿Y las especificaciones?

Las especificaciones que más se suelen tener en cuenta son el tamaño de la pantalla, el peso o la duración de la batería. El tamaño de la pantalla está determinado por el uso que recibirá el ordenador: una pantalla más pequeña, por ejemplo de 11 pulgadas, será muy útil por su portabilidad, mientras que una más grande hará más cómodo el trabajar con dos o más pestañas desplegadas. 

De un modo más técnico, es importante tener en cuenta especificaciones como la RAM, la memoria principal del portátil. 2 GB de RAM permiten un funcionamiento mínimamente fluido, a partir de 4 GB los ordenadores se vuelven más capaces de realizar varias tareas a la vez. Por su lado, la CPU es la que ejecuta los programas y para hacerlo de forma idónea se vuelven necesarios procesadores Intel Core i5 o i7. Han de tenerse en cuenta otros detalles como la resolución de la pantalla, la tarjeta gráfica (en el caso de querer ejecutar juegos), unidades de disco duro o de estado sólido, y los puertos.