Hay que tener cuidado a la hora de contestar al teléfono. Y no te lo decimos nosotros: quien lo hace son los expertos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), organismo perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación, que saben muy bien lo que hacen. Responder con un clásico sí puede traerte muchos problemas si la llamada a la que contestas es una de las tan habituales llamadas indeseadas a las que los cambios normativos no han sabido poner coto.
Otras fórmulas
Cualquier otra alternativa –sirve el socorrido Dígame y, también, el afrancesado aló o el expeditivo a ver que se usa en el norte de España- es mucho más segura que el educado y convencional sí. ¿Por qué? Muy sencillo: hoy, a través del teléfono, se pueden contratar infinidad de productos y servicios y se hace mediante simples grabaciones de voz en las que, después de leernos un listado de condiciones o la descripción del producto o servicio contratado, basta con que digamos sí. La grabación adquiere entonces el mismo valor que una firma, ya que se nos han verificado antes los datos. ¿Qué puede suceder si respondemos con un “sí” a cualquier llamada? Pues que nos pueden grabar y, con la grabación en la mano, endosarnos lo que quieran.
¿Cómo actúan?
El sistema es sencillo: una vez grabado nuestro sí, el ciberdelincuente puede utilizarlo para lo que considere. Podría, por ejemplo, emplearlo (si dispone de nuestros datos) para contratar en nuestro nombre cualquier producto o servicio. Ahora ya sabes para qué pueden llegar a servir esas inoportunas llamadas en el que nadie contesta o responde una grabación absurda generalmente en inglés