La inflación, se supone, está controlada, pero los precios de los productos alimentarios básicos siguen muy altos o, incluso continúan subiendo y los más perjudicados son los más jóvenes, especialmente si viven solos. Según una encuesta elaborada por Too Good To Go, portal online que lucha contra el desperdicio de alimentos, al 84% de los jóvenes de 18 a 25 años ya emancipados le falta dinero para poder comer bien a final de mes. Por ello, los jóvenes buscan alternativas para cubrir sus necesidades básicas. En este sentido, el 96% afirma haber tenido que cambiar sus hábitos de consumo de alimentos y, de estos, un 51% asegura prestar una mayor atención para evitar el desperdicio de alimentos.
Necesidad de medidas
El estudio también arroja luz sobre la percepción de los jóvenes ante las acciones por parte de los eslabones previos de la cadena alimentaria o las Administraciones públicas. El 80,6% de los estudiantes considera que Europa puede abordar el problema del cambio climático y el 56% cree que solo se logrará si se cuenta con una legislación y medidas que sean ambiciosas.
En cuanto a la actuación de los Gobiernos y las Administraciones públicas en materia de desperdicio de alimentos, el 74,3% considera que no están haciendo su parte y que se necesita más acción y compromiso de las administraciones. “La realidad de los más jóvenes es esencial para entender el problema del desperdicio de alimentos y poder dar con soluciones a esta lacra mundial. Es fundamental la colaboración entre todas las partes que intervienen en la cadena de valor, desde el productor hasta el consumidor pasando por los distribuidores, la hostelería e incluso la Administración pública. Esa es la clave para poder alcanzar los objetivos de reducción de desperdicio alimentario. Si fomentamos la actuación colectiva y la unión de fuerzas conseguiremos avanzar hacia ese objetivo de desperdicio cero”, explica Marie Lindström, directora de Too Good To Go en España.
Autoconciencia
De este modo, las generaciones jóvenes reconocen la necesidad de adoptar un enfoque responsable para preservar el medio ambiente y también cuidar su bolsillo. Pero, ¿se refleja esto en su desperdicio? Aunque se trata de una tarea complicada, los esfuerzos están presentes y más del 50% asegura tirar menos del 5% de la comida que compran. Esta tendencia a cuidar tanto el medio ambiente como la economía personal se ve reforzada por ciertos hábitos de compra. Así, un 68% se fija más en las promociones y descuentos, mientras que un 54% ha reducido la calidad de los alimentos que compra y un 35% ha disminuido la cantidad de comida.