Actualmente los sensores inalámbricos son lo suficientemente pequeños como para incluirlos en relojes de pulsera o en brazaletes pudiendo medir varios biomarcadores humanos, sin embargo, estos chips siguen necesitando una pequeña batería, pero, en un futuro no muy lejano no habrá necesidad de fuentes de energía sintéticas, ya que los investigadores han conseguido fabricar una piel electrónica que vigilará tu estado de salud.
Con el paso de los años y el avance de la tecnología hemos logrado tener una noción de nuestra salud gracias a los populares relojes inteligentes, los cuales desde hace un tiempo han dejado de ser un dispositivo que sólo muestra la hora o contesta llamadas.
Estos wearables pueden informarnos a través integrado de nuestro móvil mediante un chip Bluetooth integrado sobre nuestra concentración de glucosa, presión arterial, ritmo cardíaco, los pasos dados a lo largo del día, etc. Pero para tenerlo en funcionamiento es necesario mantener su batería cargada, pero afortunadamente gracias al avance tecnológico esto ya no será ningún problema con la nueva piel electrónica.
¿De qué se trata la piel electrónica?
La última piel electrónica inalámbrica fue ideada por un grupo de ingenieros del MIT, divulgó recientemente la respetable revista Science. Esta piel electrónica, está hecha de una película flexible y semiconductora, se adhiere fácilmente a la piel humana como la cinta adhesiva electrónica.
Los investigadores descubrieron que las propiedades piezoeléctricas del nitruro de galio pueden permitir que este material actúe como transmisor inalámbrico, además de como sensor, por lo que integraron una fina capa hecha de él en la e-piel, señala Notebook check en su portal web, esto quiere decir que puede producir una señal eléctrica y vibrar en respuesta a un impulso eléctrico.
Para aumentar cualquier señal eléctrica entrante o saliente, el equipo desarrolló muestras monocristalinas puras de este material, que combinaron con una capa conductora de oro, explica el medio digital El Español.
En ese sentido y de esa manera, el equipo pudo demostrar que su dispositivo era lo suficientemente sensible como para vibrar en respuesta al latido del corazón de una persona e indicar la presencia de compuestos en la piel, como la sal en su sudor. Asimismo, las vibraciones producidas por el material generaban una señal eléctrica que podía ser leída por un receptor cercano, sin la necesidad de incorporar otros elementos electrónicos.
Para Jeehwan Kim, uno de los autores del estudio de diseño "los chips requieren mucha energía, pero nuestro dispositivo podría hacer un sistema muy ligero sin tener ningún chip que consuma mucha energía" Además, la piel electrónica puede llevarse "como una venda, y emparejarse con un lector inalámbrico en el teléfono móvil, se podría controlar de forma inalámbrica el pulso, el sudor y otras señales biológicas", explicó.
Después de estos avances, el siguiente paso sería diversificar el conjunto de sensores con membranas selectivas que puedan detectar diversos biomarcadores vitales.
Jun Min Suh, el coautor del estudio y el post doctorado del MIT menciona que "si se cambia la membrana sensora, se podría detectar cualquier biomarcador objetivo, como la glucosa, o el cortisol relacionado con los niveles de estrés".