Alimentar a un perro en España tiene un coste variable, ya que depende de los gustos del animal y, también, de las costumbres del dueño. En España, lo habitual es que los perros combinen la ingesta de alimentos procesados destinados exclusivamente a su consumo con restos de comida de sus dueños. Sin embargo, un reciente estudio detalla el coste que alimentar a uno de estos animales tiene en cada país siempre y cuando el grueso de su alimentación esté compuesto pro alimentos caninos. El estudio lo ha elaborado CashNetUSA
Menos de 500 euros
Según el citado estudio, el coste medio de dar de comer a un can en España ronda los 460 euros. Por detrás, quedan Hungría –el país más barato para alimentar a un perro, con un coste medio anual de 246,38 euros, Alemania (386,32), Chequia (283,17), Letonia (330,47), Francia (281,06), Holanda (398,14), Bélgica (397,16), Irlanda (299,52), Suecia (401,43), Italia (331,41), Eslovenia (267,46), Grecia (284,02), Polonia (450 euros) y Montenegro, con 286,92.
Los países más caros
El país donde más caro sale tener perro es Andorra, donde cuesta alimentarlo 1.854,56 euros. En Liechtenstein y Suiza, tampoco es nada barato: mientras que en el pequeño país encajado entre Austria y Suiza sale por 1.283 euros, en la Confederación Helvética cuesta 1.185. Los alimentos caninos también son muy caros en Bulgaria (1164 euros al año) y Rumanía (1164).
¿Y en Ucrania?
En Ucrania, la guerra en curso también implica carestía alimentaria para los perros: alimentar allí a un can cuesta 912 euros al año. Otro país caro para tener perro es Estonia: 1518 euros al año. En Gran Bretaña, puedes tener a tu perro bien alimentado por 686 euros anuales y en Armenia, por 1403. Croacia tampoco es nada económica para los dueños de canes: 1.105 euros al año. ¿Con qué tiene que ver? Generalmente, los alimentos para animales son más caros en países pequeños que carecen de una industria alimentaria potente y que importan muchos productos alimentarios para humanos y animales. Si te parece caro, siempre queda el recurso de echar mano de las sobras, algo que los veterinarios no recomiendan pero que tu perro seguro que agradece.