El frío hace días que está con nosotros y, salvo sorpresa, no se va a marchar hasta primeros de marzo. Por supuesto, lo sufrimos todos, pero lo padecen más los niños, las personas mayores e inmunodeprimidas y, también, nuestros animales de compañía, que no aguantan, ni de lejos, tan bien el frío como pensamos. Por regla general, no hay que exponerlos nunca innecesariamente a temperaturas inferiores a cuatro o cinco grados bajo cero, ni siquiera en el caso de que se trate de razas singulares (Huskies, San Bernardos. Chow Chows o Pequineses) que, por su origen, están teóricamente más preparadas para aguantar las bajas temperaturas.

Si tú tienes frío, tu perro también

Es la regla básica y, por eso, nadie que quiera de veras a su amigo de cuatro patas debería jamás exponerlo sin necesidad a temperaturas muy bajas. Hasta los 7 grados, no tienen problema alguno, sea cual sea su tamaño y, si son medianos o grandes, aguantan como si tal cosa hasta los 4 grados positivos. Cuando el termómetro baja de cero grados, conviene tomar precauciones y, por lo general, se considera que los problemas serios pueden empezar cuando se alcanzan los cuatro o cinco grados negativos.

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Las circunstancias del perro, cruciales

Los animales con más pelaje soportan mucho mejor las bajas temperaturas, que complican mucho la vida a las razas pequeñas de pelo corto, preparadas genéticamente para soportar mejor el calor. Desde el Gobierno, se ha editado una guía que recoge la escala que ha elaborado la Tufts University de Massachussets. Los perros de edad avanzada y los cachorros son, por supuesto, los que peor aguantan el frío. Con temperaturas bajo cero, los perros pequeños no deben estar en la calle más de 15 minutos y el resto, no más de una hora. Las razas antes indicadas aguantan más, pero ten clara una cosa: por muy San Bernardo que sea tu perro, si ha vivido toda su vida en Alicante tendrá en ese precioso pueblo pirenaico que has escogido para pasar el fin de semana el mismo frío que tendrías tú allí si, en lugar de tu estupendo anorak de plumas, vistieras un ligerito jersey y una chaqueta de entretiempo, porque su pelaje no da para mucho más. Por tanto, si le quieres de verdad, tápale y no pongas mala cara cuando, por la noche, se quiera esconder entre las mantas de tu cama. Por cierto, y para quien no lo sepa: un perro da más calor que una bolsa de agua caliente.