Como skimming, se conoce a aquella técnica que los ciberdelincuentes utilizan para extraer en segundos de una tarjeta de crédito datos tales como el nombre del titular, el número, la fecha de vencimiento y el código CVV con el fin de poder utilizarlos para fabricar una tarjeta falsa y realizar transacciones. La Guardia Civil, alertada por el incremento de denuncias vinculadas a transacciones fraudulentas nos advierte estos días del riesgo cierto que corremos si, en algún momento, perdemos de vista nuestra tarjeta de crédito.

 

El origen del término

To skim, en inglés, significa algo tal que echar un vistazo, si hablamos de un texto o, también, movernos rápidamente sobre una superficie sin tocarla o eliminar aquello sólido que sobrenada en un líquido. Es, en definitiva, conseguir para uno mismo lo sustancial de algo sin que nadie se dé cuenta de que te lo llevas y, por eso, el vocablo en cuestión se ha escogido para identificar lo que hacen (o intentan hacer) los ciberdelincuentes si tienen nuestra tarjeta de crédito a mano.

Métodos utilizados

Las herramientas que se emplean para el skimming son diversas y van desde dispositivos instalados fraudulentamente en la ranura del cajero automático a través de la que insertamos nuestra tarjeta o, también en los terminales de pago a cámaras ocultas que graban transacciones y claves o aplicativos instalados en los terminales. Para evitar ser víctima de este tipo de prácticas es fundamental no perder de vista la tarjeta cuando hacemos un pago y verificar los TPV o los cajeros automáticos con los que operamos. Por supuesto, conviene también vigilar nuestra cuenta bancaria y, a la que se detecta un movimiento sospechoso, denunciar. Otra buena idea es activar el servicio de notificaciones de nuestra banca electrónica, que nos informa de todos los movimientos