Es un barrio de Girona, se llama Font de la Pòlvora y, según datos de Endesa, el 85% de la electricidad que se consume allí no pasa por ningún contador. Tanto es así, que la empresa suministradora se ha visto obligada a reforzar la red para que la situación no derive en cortes de suministro continuos que perjudicarían a los 341 puntos regularizados (53% del total) que existen en la barriada. Aunque no hay confirmación oficial y Endesa se niega a elucubrar qué puede haber tras esta situación de fraude generalizado, en la zona se da por hecha la respuesta: el consumo extra que se realiza irregularmente y sin que nadie pague por él tiene que ver con el cultivo ilegal de marihuana.
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Problema social
Endesa califica la situación de auténtico “problema social” y ha tenido que invertir 130.000 euros en nuevas líneas de baja tensión para garantizar el servicio a los usuarios con contrato y admite que el transformador de la zona ha trabajado frecuentemente “al límite”. Los números asustan, porque los que no pagan son, además, los que más energía consumen: esos más de 300 puntos de consumo irregular se tragaron de enero a octubre un 85% de los 5.410.520 kWh que consume la Font de la Pòlvora. De hecho, se calcula que cada punto de consumo irregular consume seis veces más que cada punto regulado.
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¿Cómo lo hacen?
La conexiones irregulares son a veces muy precarias e incluyen métodos tan rudimentarios como el empleo de pinzas de bateria o, incluso, de pinzas de tender la ropa y navajas. Tales usos llegan a hacer que se quemen los fusibles y hasta se acaben soldando por culpa del calor que desprenden los circuitos. En el barrio se han detectado hasta fachadas de las que pendent cables que salen de ventanas y se conectan directamente a las faroles o a cuadros de contadores de otros edificios. La Policía Local ha visitado la zona repetidas veces y aunque actúa y desactiva algunas conexiones fraudulentes (lo que se nota en el consumo), a las pocas horas Endesa vuelve a registrar demandas idénticas a las que precedieron al operativo. ¿Hay alguna solución? La lucha contra el fraude, la vigilancia y poco más, pero será difícil que funcione porque, en los muchos barrios parecidos a la Font de la Pòlvora que hay repartidos por toda España cuesta menos montar una plantación ilegal de marihuana que encontrar un empleo.