Linkedin, aunque muchos lo consideren poco más que un Facebook con ínfulas, es una red social en la que se pueden conseguir oportunidades ciertas. De un tiempo a esta parte, el portal de networking se ha convertido en herramienta de trabajo básica para prospectores laborales, orientadores y reclutadores y, a través de ella e incluso muchas veces antes de que se produzca una publicación convencional de la oferta, las empresas –o quienes reciben el encargo de gestionar las contrataciones de éstas- contactan con profesionales que consideran susceptibles que poder incorporarse a su equipo. Conocedores de este hecho –sí, en Linkedin se gestionan muchas de esas ofertas ocultas que son, casi siempre, las más interesantes- los gestores de la red crearon hace años ya la insignia Open To Work, que permite indicar que un usuario busca de manera activa nuevas oportunidades laborales.

Open to work
 

¿Sirve?

Sobre la citada insignia esa es, seguro, la primera pregunta que debemos hacernos. A priori, lucirla no debería implicar riesgo alguno pero, si bien es cierto que en mercados laborales como el anglosajón –Linkedin, lo sabes bien, no se creó en España- así es, en nuestro país puede que exhibirla tenga consecuencias indeseadas. Pablo Cobisa, orientador laboral, abundaba en ello en un apunte realizado, precisamente, en Linkedin esta semana.

¿Contraproducente?

Pablo considera, y así lo explica en su apunte, que lucir tal insignia es poco menos que autocolocarnos “una etiqueta con luces de neón indicando que estamos abiertos a oportunidades laborales” sin que, además, dejemos claro que estamos efectivamente disponibles para trabajar, ya que el porcentaje de conciudadanos nuestros que domina el inglés no pasa del 30%.  En España, continúa Cobisa, “los trabajadores ocupados son más atractivos para los reclutadores que los trabajadores desempleados” y, por ello, apunta que “no conviene” dar demasiadas pistas sobre la situación laboral de cada uno. En nuestro país, concluye, “no sirve de gran cosa y puede llegar a ser hasta contraproducente”. Con todo, señala también que su planteamiento es sólo “una opinión personal” sobre el asunto. Lo cierto es que no se equivoca: en un país en el que los reclutadores se extrañan –y hasta molestan- cuando detectan en un CV de un candidato en principio interesante un lapso de tiempo en el que el titular de éste no ha estado activo, mejor no explicar nada más que lo que se te pregunte.