¿Para qué tenemos mascotas? Principalmente, para ser más felices pero, también, para disfrutar de compañía, tener una excusa para hacer ejercicio y, como de natural gustan de comer lo que sus dueños, hasta para adelgazar, porque con su hambre perpetua, hacen que sus dueños coman menos. Junto a todas estas funciones, cumplen otra menos sana: facilitan a sus dueños contenidos para hacer más interesantes sus perfiles en redes sociales. Así lo demuestra, al menos un reciente estudio. Con todo, hay que tener algo en cuenta: compartir según qué contenidos en los que ellos sean protagonistas puede complicar la vida a algún propietario, porque los ciberdelincuentes –y los delincuentes convencionales también- acechan siempre

 

Contenido con animales como protagonistas

Según un reciente estudio de Rover.com, portal de servicios para mascotas y según el mismo, siete de cada diez dueños de gatos comparten de manera regular imágenes o vídeos en los que el gato es protagonista. En el caso de los perros el porcentaje es menor, pero también ronda el 50%. Hay, sin embargo y en ello un pequeño problema: quien comparte este tipo de contenidos, sin quererlo, se arriesga a veces en exceso. ¿Por qué? Pues porque los gatos (y los perros) pueden escaparse o perderse y el hecho de que el dueño de uno de estos animales comparta de manera regular contenidos en los que es protagonista evidencia la existencia de un vínculo sólido con el animal. En estos casos, quien comparte estos contenidos debe ser consciente de que, al hacerlo, puede estar convirtiéndose en potencial objeto de extorsión por parte de ciberdelincuentes que, aprovechando algún episodio de extravío -si se da, lo habitual es que se haga un llamamiento en redes para localizar al animal-, planteen secuestros virtuales y de delincuentes offline que planteen secuestros reales. Incluso, una frecuente exhibición en redes de cariño hacia un animal puede despertar el interés de personas con pocos escrúpulos que, tras algún conflicto con el dueño de la mascota, quieran hacer daño al animal para también dañar así al dueño. Y tampoco hace falta llegar a tanto: pueden utillizar a tu mascota para estafas menos elaboradas como, por ejemplo, ofrecerte servicios inexistentes vinculados al animal. Si las mascotas son miembros de la familia, hay que cuidarlos como tales y no exhibirlos innecesariamente, ya que se les pone en peligro.

Como con los menores

Si bien es cierto que compartir contenidos con gatos como protagonistas -con perros menos, pero también- es tendencia, no lo es menos que hacerlo en exceso hace a quien los comparte más vulnerable. En sí, y con las mascotas, convendría actuar del mismo modo que se actúa con los niños en lo que a compartir contenidos se refiere. No se trata ahora de privacidad -que en este caso, tanto da, porque hablamos de animales- sino de seguridad y de discreción. Lo valioso, en redes, no debería mostrarse sin precauciones y una mascota a la que se quiere, por supuesto, es valiosa.