¿Dispones de un detector de humo en tu casa o en tu oficina? Pues ten cuidado, porque si es de los más antiguos (de tipo iónico, se llaman) contiene material radiactivo y si lo manipulas mal existe cierto riesgo de contaminación. Los detectores iónicos de humo analizan las partículas de aire gracias a una cámara ionizada con un sensor de luz capaz de detectar partículas de humo de tamaño mínimo. Son altamente sensibles y más efectivos que los detectores ópticos, eso sí, pero se están retirando. El componente radiactivo que contienen puede ser Americio 241 o Níquel 63. En ambos casos hablamos, eso sí, de fuentes de baja radiación.

 

Adecuada gestión

La fuente radiactiva que contienen estos detectores debe ser extraída y gestionada adecuadamente cuando la vida útil del dispositivo finaliza bien por obsolescencia o porque el propietario decide sustituirlo por otro. Es necesario, por lo tanto y en estos casos, “que estos detectores sean diferenciados del resto de material eléctrico y electrónico en obra, evitando así que puedan ser enviados como residuo común a plantas de selección de residuos, en los que la ausencia de protocolos para la gestión de material radiactivo podría originar riesgo de contaminación ambiental o de personas”.

Retirada

La Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego), entendiendo que existen ya en el mercado otros detectores que garantizan la misma eficacia y no contienen componentes radiactivos, ha instado en un comunicado a la sustitución de estos detectores iónicos de humo. Aunque no implican un riesgo serio para la salud pública (el material radiactivo está encapsulado), una manipulación inadecuada podría llegar a provocar que alguien ingiera o inhale el material. Eso sucedería, detallan desde la asociación, si el detector es extraídos de la instalación y depositados en almacenes sin control en los que no se garantice su integridad, y en los que no se impida que puedan ser manipulados de forma indebida o maliciosa. Estos detectores, una vez fuera de la instalación, pierden su homologación y tal y como indica su etiquetado, deben ser devueltos de forma inmediata al fabricante o gestionados por empresas autorizadas.