La vuelta a la rutina que trae septiembre consigo anima a muchas familias a acometer inversiones en su domicilio habitual o, también, a hacerlo en su lugar de vacaciones. Una de las más habituales es la instalación de un sistema de vigilancia, que aporta tranquilidad durante las horas que no se pasan en casa si se instala en el domicilio habitual y que, también, evita inquietudes si se invierte en dotar con uno a la segunda residencia. Hoy, lo más habitual es asumir el pago de una cuota y rubricar un contrato de servicios con una empresa especializada, pero en el mercado existen alternativas que permiten articular un sistema de vigilancia propio con una inversión no muy elevada. A partir de 100 euros, es posible articular soluciones satisfactorias que, además, permiten controlar el consumo energético.
¿De qué dispositivos hablamos?
Para articular un sistema de vigilancia doméstico propio son imprescindibles dispositivos como los sensores de apertura, aliados perfectos para todos aquellos que quieren asegurarse de que su casa está protegida en todo momento. Estos dispositivos permiten que el propietario reciba notificaciones instantáneas en el dispositivo móvil cada vez que se abren las puertas de su casa. Lo habitual es complementar con una cámara de seguridad que se coordina con el sensor. Como extra, se puede instalar también un termostato que permiten supervisar y regular la temperatura y humedad del hogar, ya sea a distancia como desde casa.
La alternativa de Konkys
Así, y por ejemplo, comprobar en todo momento cómo está tu hogar, por menos de 100 euros es posible con alternativas como del Kit de Primeros Pasos de Konyks. Si la seguridad de tu vivienda te inquieta pero tu presupuesto es limitado, su pack básico es una opción a tener en cuenta: además de la cámara, los sensores y el termostato incluye otro extra: dos enchufes inteligentes. A todo ello puedes acceder a través de tu móvil. Por supuesto, hay otras opciones, pero ésta es una de las más económicas que existen actualmente en el mercado. Y te permite olvidar las cuotas.