Desde hace unos veinte años, el sistema de regulación de intersecciones preferido en España son las rotondas. Las reguladas por señales o semáforos con cada vez menos y, tanto es así, que en las 52 provincias y ciudades autónomas españolas se cuentan por decenas de miles. En total, hay más de 80.000, pero la primera se construyó al otro lado de los Pirineos.

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Desde principios del siglo XX

Las primeras rotondas de las que se tiene noticia datan de principios del siglo XX y, en Europa, se atribuye su creación el arquitecto francés Eugène Hénard. La primera de las por él diseñadas la construyó allá por 1907 en París, en la intersección de las avenidas Richeliue y Drouot, pero no fue la primera del mundo. Al tiempo, que el francés ideaba esta manera de regular el tráfico en las intersecciones, en Estados Unidos otro urbanista, William Phelps, propuso un sistema similar en Nueva York. Lo llamó Columbus Circle y todavía funciona. Regula la intersección de Broadway, Central Park West, Central Park South y la Octava Avenida. En el centro –porque la mayoría de rotondas se decoran con esculturas y otros elementos- luce una estatua en honor de Cristóbal Colón. Justo como en Barcelona, donde el descubridor orna también una de las principales rotondas de la ciudad. Sin embargo, ninguna de estas rotondas fue la primera: la más antigua de las europeas está en Görlitz (Alemania), donde se construyó una en 1899. En España, hay que decirlo, también se llaman glorietas.  

 

Diferentes nombres según los países que las usan

El término rotonda, además de en España, se utiliza en países como Argentina, Chile, Cuba o México. En Perú las denominan óvalos y en Colombia y Venezuela, redoma. En Ecuador y El Salvador son más clásicos: redondel. Los anglosajones las llaman roundabout. En Francia, el país que las inventó, se llaman rotonde. Según indican los urbanistas, y da igual como se las llame, hacen que el tráfico sea más fluido y hacen innecesarios los semáforos, con lo que municipios y provincias ahorran mucho dinero.