Los pájaros son un problema para el tráfico aéreo y, por eso, en casi todos los aeropuertos del mundo hay brigadas de halcones que trabajan para evitar que congéneres suyos de otras especies compliquen la vida a los aviones colocándose donde no deben cuando no corresponde. Aún así, la labor de los halcones y sus esforzados adiestradores no basta: cada año se registran más de 50.000 incidentes que implican a pájaros y aeronaves y se estima que la cifra puede crecer, pues la tecnología está haciendo que los aviones sean cada vez más silenciosos. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, ha decidido tomar cartas en el asunto y echar una mano a las aves rapaces empleadas en los aeropuertos. La herramienta elegida es un dron, pero no uno cualquiera: han diseñado un dron con forma de halcón peregrino.

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¿Cómo es?

Está fabricado con fibra de vidrio y polipropileno, se llama RobotFalcon, su envergadura alcanza los 70 centímetros y su aspecto y forma de moverse imitan a los de un halcón real. Su problema principal es la autonomía: sólo alcanza los quince minutos y los pájaros grandes (gansos o garzas) no le tienen miedo.

Complemento

Definitivamente, el dron diseñado en la Universidad de Groningen no parece que vaya a jubilar a los halcones que trabajan en los distintos aeropuertos europeos pero sí que puede ser un interesante complemento o, incluso, una solución barata para pequeños aeródromos deportivos que no pueden disponer de una brigada de halcones propia. El problema, hay que tenerlo claro, es muy serio: un pájaro que choca contra un avión puede dañar ventanas, fuselaje y motores y, en casos extremos, obligar a aterrizajes de emergencia. El RobotFlcon, eso sí, necesita más autonomía porque, con quince minutos, no dan para mucho.