El insomnio es un mal común en España según la Sociedad Española de Neurología. Así, dicha entidad calcula que más de 4 millones de españoles sufren algún trastorno del sueño crónico, y entre un 20 y un 48% de la población adulta tiene dificultades para iniciar o mantener el sueño. Además, la región de España donde más intermitente es el sueño es en Andalucía, mientras que en el resto de las comunidades como Asturias o Galicia se despiertan una o ninguna vez durante la noche. Los factores que lo ocasionan son diversos y en lugar destacado figura el calor, especialmente en veranos como el que acaba de finalizar. 

 

¿Cómo dormir mejor?

Una buena estrategia es llevar una alimentación más ligera y mejor distribuida para que el sistema digestivo trabaje menos, se produzca menos calor interno y sea más fácil conciliar el sueño. Hacer deporte, mejor durante la tarde, también es conveniente, porque llegarás más cansado por la noche y lograrás conciliar el sueño con mayor facilidad. No olvides beber agua durante el entrenamiento y a lo largo del día para evitar deshidratarte. Antes de dormir, una ducha tibia también ayuda, porque facilita las fases nocturnas del reloj circadiano, quien mide y regula el sueño. Para cenar, lo ideal es comer con un margen de al menos una hora y media antes de acostarse para ayudar a una digestión temprana y evitar despertares nocturnos. Se recomienda evitar bebidas alcohólicas o excitantes por las noches. También es aconsejable utilizar ropa de cama de seda, algodón, satén y bambú y evitar sábanas de poliéster y de microfibra. El pijama o camisón son igual de importantes, por lo que lo mejor es optar por opciones cómodas y de materiales naturales, como el algodón y la seda.

Temperaturas

Según la Fundación del Sueño es esencial dormir en un espacio fresco y ventilado, por lo que recomiendan que la temperatura del dormitorio sea de 18,3 grados centígrados aproximadamente. “Si bien la mayoría de los adultos se sienten más cómodos durmiendo a una temperatura que oscila entre los 15 y 22ºC, la óptima es de entre 19 y 21 grados”, asegura Theresa Schnorbach, psicóloga y experta en sueño. A partir de los 22 grados, los durmientes se mueven durante el descanso un 29% más que con temperaturas inferiores.