Existen, aunque a veces prefiramos olvidarlo, una serie de enfermedades que se vinculan a la mayoría de las muertes que se producen en todo el planeta. De ellas, ninguna tiene cura hoy por hoy. Sólo una vida saludable, con ejercicio, sin tabaco y una dieta correcta nos puede permitir evitarlas.

 

Infarto

La también llamada cardiopatía isquémica se lleva por delante cada año a nueve millones de personas. El estrés, los hábitos poco saludables, el tabaco y, también, la predisposición genérica suelen estar detrás de esta dolencia.

Derrame cerebral

Conocido médicamente como ictus, es la segunda causa de muerte más habitual. Se produce cuando tiene lugar la obstrucción de una arteria cerebral o la rotura de un vaso sanguíneo. Este tipo de incidentes cerebrovasculares requieren de intervención inmediata, de ahí el elevado porcentaje de muertes.

 

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

Bajo este epígrafe figuran diferentes patologías que se vinculan tanto al consumo de tabaco como a la exposición a contaminantes aéreos en el hogar y en el trabajo. En sí, es una limitación crónica al flujo aéreo poco reversible, infradiagnosticada y con una elevada morbimortalidad, lo que supone un importante problema de salud pública. La EPOC es una enfermedad compleja y con una presentación clínica muy heterogénea, en la que se pueden definir diversos fenotipos con distinta repercusión clínica, pronóstica y terapéutica.

Infecciones del tracto respiratorio inferior

En este conjunto figuran la bronquitis aguda y las neumonías, que suelen asociarse a otras patologías y, en personas debilitadas, pueden ser mortales.

Cáncer de pulmón

Es el segundo más común del mundo después del cáncer de mama, pero es muy agresivo y de difícil cura. Se vincula al tabaquismo y sólo es tratable en estadios muy iniciales. Si implica ganglios linfáticos u otras partes del organismo, suele ser intratable.