El otoño es tiempo de cambios: muchos profesionales emprenden nuevos proyectos y, también, muchos estudiantes cambian de ciudad. En un contexto de alquileres imposibles y con el auge de los nuevos perfiles profesionales que pueden trabajar en remoto, el sector inmobiliario articula nuevas respuestas. Una de ellas es el flex living.

 

 

¿Qué es?

El flex living (del inglés “vivienda flexible”) es una nueva forma de alquilar viviendas que se adapta a las necesidades y preferencias de cada persona. Se trata de un modelo de alojamiento flexible que ofrece servicios, comodidad y comunidad a los inquilinos sin compromisos a largo plazo. Así, el flex living  se configura como una tendencia en crecimiento en las grandes ciudades, donde la demanda de vivienda es alta y la oferta es escasa o poco asequible. Son, en definitiva, espacios nuevos en los que instalarse por unos meses y con los que poder conectar de verdad con la comunidad local y las dinámicas de la ciudad. “Esto cambia la casuística: no se busca algo rápido, sino algo que aporte y en lo que el inquilino también se pueden involucrar” explica Vicente Nicolás Tudón, CEO de Muppy, start-up especializada en Flex-Living, que ofrece alojamientos de media y larga estancia en Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga. Actualmente cuenta con una cartera de 600 habitaciones valorada en más de 100 millones de euros, y una comunidad de más de 4.000 personas.

El contrapunto del turismo

El flex living, además, ayuda a combatir la turismofobia, ya que es justo lo contrario al turismo de masas que arrolla a los habitantes de las ciudades, pues promueve estadías más largas en las que los inquilinos conectan con negocios locales. Son una solución perfecta para los nómadas digitales, que pueden integrarse en la ciudad que visitan de forma sencilla y ágil. “No se trata de acabar con las viviendas de los residentes habituales sino de darle un uso a aquellas que están disponibles de la forma más sostenible y respetuosa con la ciudad posible. Nosotros restauramos los apartamentos, tenemos un equipo de arquitectos y diseñadores que hacen de cada apartamento un lugar acogedor y además contamos con numerosos acuerdos con aliados locales para favorecer ese ‘win-win’ con cada visita” explica Tudón.

Solución y no problema

Los complejos de flex living, en un contexto de desafíos vinculados a la vivienda, puede ser tomado como oportunidad y suponer un empuje para el desarrollo económico de las ciudades (o de las zonas rurales) y para las conexiones culturales: profesionales trabajando y viviendo como autóctonos muy rápido y entrando en las dinámicas de las ciudades sin imponer las suyas, sino conviviendo y compartiendo. “Busco flexibilidad pero también llegar a casas que estén completamente equipadas, con buen diseño, en ubicaciones buenas con limpieza incluida y otras comodidades. Como un hotel pero pudiendo tener la sensación de casa y pudiendo cocinarme sin tener la obligación de salir a comer o fuera. Y si además me dan acceso a conocer gente, compartir y generar nuevas amistades, ya completo, me despreocupo y me facilita la vida” explica Nuria, UX designer freelance. El flex living es su respuesta y Muppy, junto a otras empresas pioneras, lo ofrecen