Durante la pandemia, el uso de códigos QR para reemplazar en los restaurantes a las clásicas cartas en papel se convirtió en norma y hoy, tras comprobar que tal medida, además de ser útil, supone un ahorro, son muchos los establecimientos que las han mantenido. Este verano, a buen seguro, habrás podido comprobarlo: raro es el local playero que mantiene las clásicas cartas con fotografías que hacían (y hacen) las delicias de visitantes foráneos. Hoy, éstas han quedado desterradas a murales informativos y, cuando se trata de hacer que el cliente elija, lo más que se ofrece es una simple pegatina con un QR adherida muchas veces de manera precaria a la mesa o a algún servilletero. Hay, sin embargo, un problema: el uso de códigos QR a modo de cartas en bares, cafeterías y restaurantes puede abrir una puerta para determinadas estafas.

 

Fáciles de manipular

Los códigos que encontramos en establecimientos hosteleros pueden perfectamente haber sido reemplazados por pegatinas que, al escanearse, redirigen nuestros teléfonos a portales creados específicamente por los delincuentes para robar datos. Incluso, pueden llegar a servir instalar virus o malware en nuestros teléfonos. Por eso, a la mínima sospecha conviene consultar con los responsables del establecimiento. Lo mejor, siempre, es pedir al camarero que escanee él mismo el código con su móvil. Las excusas que se pueden usar son diversas y van desde el socorrido mi móvil no lee esos códigos a la negativa directa o, también, a infravalorar públicamente las propias capacidades para hacer creer al camarero que es más listo que nosotros y permitirle que se luzca sin que se dé cuenta que, lo único que hace, es lo mismo que hacían aquellos sirvientes que, antes de que su señor empezase a comer, probaban la comida para ver si estaba envenenada.

¿Cómo prevenir?

El sistema que usan los ciberdelincuentes siempre es el mismo: una pegatina ubicada encima del QR Real. Los hosteleros, eso sí, disponen ya de soluciones más difíciles de manipular que una simple pegatina. Incluso, son decorativas. En todo caso, la consulta, cuando hay dudas, es indispensable. El QR, cómo mucho, debe redirigir a la web del restaurante y nunca obligar a rellenar formularios en los que se exijan datos personales o se reclame dinero. Si eres víctima de una estafa, conviene denunciar siempre.