España puede volver a convertirse en un país productor de uranio si la compañía australiana Berkeley Minera consigue llevar a buen término el proyecto de explotación de recursos mineros que impulsa en Retortillo (Salamanca). De momento, y así lo han afirmado esta semana durante su intervención en el Foro Salamanca Impulsa, tienen 100 millones de euros para conseguirlo. Frente a ellos, y para frustrarlo, diferentes organizaciones ecologistas plantean su firme oposición al tiempo que el Consejo de Seguridad Nuclear no acaba de dar el visto bueno.

Antigua mina de uranio

Pendientes del dictamen

La activación de las minas de uranio de Retortillo es un proyecto del que se empezó a hablar hace unos 15 años y es posterior al cierre en el año 2000 de la que fue la mina de uranio más productiva de España, la de Saelices el Chico. Esta explotación, situada a unos 30 kilómetros de Retortillo, producía unas 25 toneladas al año y funcionó durante más de treinta años. La mina prevista en Retortillo es de mayor envergadura y sus promotores esperan conseguir unas 2.000 toneladas de uranio anuales, pero no podrán comenzar a trabajar si el Gobierno no les autoriza. A fecha de hoy, necesitan que se resuelva favorablemente el recurso que presentaron en relación al dictamen desfavorable que emitió en su día el Consejo de Seguridad Nuclear en 2021. En el mismo, se indicaba que el Consejo detectaba “elevadas incertidumbres” en los aspectos “geotérmicos e hidrogeológicos” referidos al almacenamiento definitivo de los residuos que se generarían. La empresa considera que ese argumento es falaz y, por eso, ha presentado un recurso sobre el que todavía no hay posicionamiento alguno. De momento, Berkeley minera ha invertido ya 100 millones de euros en Salamanca y cree que, si la mina se activa, podría generar 2.000 empleos. Desde la empresa se señala que lo que debe de hacer el Ministerio de Transición Ecológica es "clarificar esas incertidumbres" que se han detectado para que se pueda dar o no luz verde a un proyecto que dispone de Declaración de Impacto Ambiental favorable.

Dependencia de Rusia

España, como el resto de Europa, depende del uranio que llega de Rusia para alimentar las centrales nucleares que todavía funcionan en el territorio. Con fecha de caducidad ya fijada para todas ellas, parece que el Gobierno quisiera, simplemente, dejar pasar los meses para que la empresa australiana que quiere que España vuelva a producir uranio desista. Con todo, y con un horizonte electoral próximo en el que se intuye un cambio político que, teóricamente, debería ser más favorable para la energía nuclear, es normal que Berkeley no se rinda aún. Así, mientras aquí permanece bloqueado un proyecto que podría colocar a nuestro país como el mayor productor de uranio de la UE, Estados Unidos proyecta 300 centrales nucleares que van a necesitar para su funcionamiento mineral que, a poder ser no provenga de Rusia o China. ¿Podemos permitirnos perder más oportunidades?