En Mad Max 3 (Más Allá de la Cúpula del Trueno) la ciudad que controlaba Tina Turner funcionaba gracias a energía extraída de las deyecciones porcinas, principio no demasiado alejado de la filosofía que subyace tras el desarrollo de la industria del biogás. La película, que data de 1985 (año en el que de la revolución verde, la electrificación y el calentamiento global no hablaba casi nadie) seguro que forma parte de la memoria cinematográfica de un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois que, en lugar de con deyecciones porcinas, trabajan con estiércol vacuno para extraer de él energía. Hay, sin embargo, una diferencia con lo que hacía Tina Turner: en lugar de producir metano, fabrican hidrógeno. Lo hacen, en concreto, a partir de agua y sin más energía de por medio que la obtenida a partir de paneles fotovoltaicos y la quema de biomasa elaborada con boñigas de vaca y otros subproductos agrícolas. Gracias a este sistema, sus electrolizadores consumen un 600% menos de energía que los convencionales.

 

Proceso

El proceso de electrólisis, que divide el agua en hidrógeno y oxígeno, suele generalmente depender de combustibles fósiles, pero este grupo de ingenieros estadounidenses ha logrado disminuir el voltaje necesario para la división del agua mediante la introducción de una fuente de carbono en la reacción, aunque estos métodos tradicionales suelen utilizar carbón o químicos costosos, liberando dióxido de carbono como subproducto.

Biocarbón

El equipo ha modificado este proceso para usar biomasa procedente de productos de desecho comunes. Al mezclar ácido sulfúrico con desechos agrícolas, desechos animales o aguas residuales, crean una sustancia parecida a una papilla llamada biocarbón, rica en carbono. Experimentaron con diferentes tipos de biocarbón hechos de cáscaras de caña de azúcar, residuos de cáñamo, residuos de papel y estiércol de vaca. Todas las variedades redujeron la energía necesaria para convertir el agua en hidrógeno, pero había una que funcionaba mejor: la que incluía estiércol vacuno. La demanda de energía era seis veces menor. ¿Será verdad eso de que la agricultura, además de proporcionarnos alimentos, nos proporcionará buena parte de la energía que precisamos?