De Twitter siempre he dicho lo mismo: si Facebook es una cafetería global, Twitter es la puerta del WC de esa cafetería y sirve, principalmente, para escribir esa frase ingeniosa o ese comentario agudo que, se supone, va a hacerte parecer un poco menos tonto de lo que eres. Ahora, con Elon Musk al frente, muchos de los que trabajan en esa singular empresa que vale, seguro, mucho menos de los 44.000 millones de dólares que él ha pagado a causa, en buena parte, las decisiones equivocadas de quienes hasta ahora la gestionaban, andan como locos intentando demostrar al nuevo dueño que merecen quedarse allí. Sueldos cuantiosos, poca innovación y mucho amor propio son los males de los que anda la empresa aquejada y Elon Musk tiene sus particulares ideas para cambiar eso. La primera es deshacerse de casi la mitad de la plantilla, la segunda, olvidar el teletrabajo y la tercera, empezar a cobrar por cosas que eran gratis, como las cuentas verificadas. Y es sólo el principio, pero lo más triste de todo es la respuesta de algunos empleados de una firma que pierde hoy 4 millones de dólares al día.
¿De verdad duermen en las oficinas?
Las han colgado en la propia red social y, con ellas, intentan demostrar lo mucho que se esfuerzan para cumplir con lo que les exige su nuevo jefe o, quizá, sólo lo hacen para hacerse notar. Sea como fuere, ahí están: imágenes de empleados de Twitter durmiendo en las oficinas son comunes estos días. Junto a ellas, otros empleados de la red social comparten quejas y lamentos por las nuevas condiciones y alguno, hasta hace pública la manera (por correo electrónico) como ha sido despedido. Los cambios, siempre, cuestan pero, seguramente, hacer todas estas tonterías no es la mejor manera que existe para convencer a un empresario ciertamente visionario, pero también pragmático como todo empresario, de que merece la pena seguir pagándote el sueldo que recibes.
Demasiados cretinos
Con el histrionismo del que muchos hacen gala en Twitter estos días los responsables (o quienes se sienten como tales) de un desaguisado notable intentan ocultar lo que todo el mundo conoce y, particularmente, sabe mejor que nadie Elon Musk: Twitter lleva años sin obtener las ganancias que corresponden a una empresa que factura más de 5.000 millones de dólares anuales porque nadie ha sabido convertir en beneficios concretos la influencia indudable que durante todos sus años de funcionamiento ha conseguido esta red social. Ahora, tras una cuantiosa inversión, Musk quiere cambiar eso y exige a todo el mundo que vaya a quedarse en la empresa que se ponga a ello. Yo, por supuesto, no sé qué pasará por su cabeza, pero ver a alguien metido en un saco de dormir echando una cabezada en el suelo de la oficina seguro que no le parece una solución óptima. El tiempo dirá si Elon Musk ha acertado con esta compra o no pero, de momento, es más que evidente que, si quiere rentabilizar los 44.000 millones de dólares invertidos, va a tener que deshacerse de unos cuantos cretinos.