En España sólo funcionan tres minas de carbón: Pilotuerto y Cerredo, privadas y con una muy limitada producción, y Nicolasa, pública y explotada por Hunosa. En Inglaterra no hay minas abiertas, pero sí un proyecto en Cumbria, y en Francia y Bélgica, el carbón ya no se explota. Quedan minas a cielo abierto en Alemania y las explotaciones checas y polacas, igual que las rumanas, tienen fecha de cierre; pero Europa consume más carbón que nunca en los últimos años y lo trae de cualquier sitio y, lo que es peor, a cualquier precio. Sin el suministro de carbón ruso, pagar la tonelada a más de 450 euros y traerla desde Tanzania o Madagascar es moneda común. En mi pueblo, Barruelo de Santullán (Palencia) se sacaba carbón hasta 2005 con un coste de unos 120 euros la tonelada.

Desde África, incluso

Con la vía rusa cerrada, Tanzania y Botswana se han convertido, junto a Madagascar, en países suministradores que venden su carbón a precios estratosféricos a Europa Occidental, que ha cerrado sus minas dentro de la llamada transición ecológica, pero en la Agenda 2030 nada se decía que la alternativa al negro mineral que se extraía de las cuencas mineras de Europa Occidental era carbón explotado por mineros africanos que cobran sueldos míseros y trabajan en condiciones que, aunque aceptables para aquellos países, quedan a años luz de lo que exigen las normativas europeas.

Colombia y Sudáfrica, países con notable producción carbonífera, son junto Australia proveedores tradicionales, pero sus precios quedan lejos de los 75 euros que costaba una tonelada de carbón en 2020. Hoy, Australia vende el carbón extraído de sus inmensas minas a cielo abierto por 450 euros la tonelada, pero llegó a venderla a 480 en marzo.

¿Una esperanza para las minas españolas?

Cerredo y Pilotuerto, dos minas excavadas hace menos de veinte años en Asturias por, respectivamente, Coto Minero del Cantábrico y Uminsa, dos empresas del grupo que presidía Victorino Alonso, podrían fácilmente volverse a explotar a máximo rendimiento y con costes asumibles, ya que se trata de pozos-túnel que permiten acceder hasta las capas de carbón con maquinaria pesada.

Entrada a la mina de Cerredo
Entrada a la mina de Cerredo

 

El Pozo Nicolasa de Mieres es un tradicional pozo vertical asturiano servido por un castillete fabricado por Duro Felguera, pero la explotación está también muy mecanizada. Otros pozos asturianos, como por ejemplo el Pozo Santiago de Aller o Carrio en Laviana también podrían volverse a explotar fácilmente, igual que la mina de lignito de Mequinenza o el Túnel de las Cuevas, el otro pozo-túnel que excavó Uminsa en los años 2000, en este caso cerca de Guardo, Palencia. Reactivar otras cuencas como las de Berga (Barcelona), Peñarroya (Córdoba), Barruelo (Palencia) o Puertollano (Ciudad Real) parece más difícil, pero falta lo principal: voluntad política. Con el carbón a casi 500 euros, cualquier mina es rentable, pero la revolución verde ha convertido en palabra de Dios el viejo lema de not in my backyard, o sea, que lo que supone sucio y contaminante, mejor lejos. El mes que viene, cuando vuelvas a pagar el recargo del tope del gas, pregúntate qué estamos haciendo.

Pozo Aller
Pozo Aller