Depender de otros para el suministro de productos básicos es mal negocio, como pudimos comprobar durante la pandemia, pero en Europa parece que no escarmentamos: la Unión Europea ha importado más de 19 millones de toneladas de cereales durante la primera mitad de la campaña 2022/23 (julio-diciembre). Esa cifra duplica el volumen adquirido en países terceros durante en el mismo período de la campaña anterior, según la Comisión Europea.

 

Cada vez producimos menos

Y si compramos fuera es porque, en casa, producimos menos: los 292,5 millones de la campaña pasada se han quedado esta vez en 266,5; casi un 10% menos. Y lo que menos se produce es maíz, ya que pasamos de los 73,16 millones de toneladas de la campaña anterior a los 52,09 de la actual. Es, de hecho, casi un 30% menos. Lo más llamativo es que, pese a la Guerra, todavía seguimos importando mucho cereal de Ucrania, país del que han llegado 6 millones de toneladas de maíz, que representan el 44,7% del total. El primer proveedor europeo de este cereal es Brasil, a quien compramos 6,4 millones de toneladas.

¿Y el trigo?

Pues hemos importado desde Ucrania 2,44 millones de toneladas, lo que supone un 64,4% del total que compramos a países de fuera de la UE. A Ucrania, le compramos también unas 600.000 toneladas de cebada y, por ello, es el primer proveedor europeo de estos dos cereales. Si alguien creía que la guerra que mantienen Ucrania y Rusia iba a suponer alguna ventaja para nuestros agricultores, se equivocaba.