El phishing es el envío fraudulento de correos electrónicos bajo la apariencia de una empresa de renombre con el objetivo de que las víctimas del fraude compartan información personal, como contraseñas y datos de tarjetas de crédito.

Con aproximadamente 3.800 millones de usuarios de correo electrónico en todo el mundo, no sorprende que los que utilizan el phishing como vía para estafar, vean el correo electrónico como un objetivo fácil. Para ellos, es solo cuestión de números. Cuantas más personas intenten estafar, mayor será la probabilidad de que su dedicación sea recompensada.

Los usuarios de correo electrónico están lejos de estar protegidos de los ataques de phishing. Al fin y al cabo, una dirección de email es uno de los datos más fáciles de obtener para cualquiera. Además, el phishing es un medio de vida muy lucrativo para los estafadores porque funciona siguiendo los instintos básicos de las personas.

Cómo prevenir el phishing

Cada vez que recibas un correo electrónico, investiga el destino final de cada enlace. El hecho de que un link parezca un enlace normal no significa que su destino sea auténtico. Para saber si un enlace es real, coloca el ratón sobre él y observa el destino del link en la esquina inferior izquierda de tu navegador. Ese será el verdadero destino, independientemente de lo que diga el texto.

Debes tener cuidado con los enlaces acortados. Los estafadores son como camaleones. Saben cómo enmascarar sus tácticas asemejándose a acciones con las que los consumidores ya están familiarizados, y entre ellas está la de acortar enlaces. Hay que tener cuidado con los enlaces cortos y cada vez que tengas la tentación de hacer clic en uno de ellos, sé prudente antes de pinchar, ya que podrían conducir a una página de destino falsa.

Hay que tomarse los plazos urgentes con escepticismo. Ninguna empresa seria te va a solicitar tus datos personales por correo electrónico. Si ves un mensaje que intenta que lleves a cabo una acción urgente que implique que envíes información personal alguna. Si crees que una empresa de confianza lo hace, no dudes en ponerte en contacto por teléfono con ella y pregunta al respecto antes de hacer nada que te pueda poner en un compromiso. Cuando se trata de tus datos, es mejor prevenir que lamentar.

Algunos sitios web comienzan con http: y otros con https:. Esa "s" en este último caso significa seguro y muestra un pequeño icono de candado al lado. Esos sitios web son los más seguros para navegar y comprar. Fíate de estas webs seguras siempre que sea posible.

Aunque no te apetezca tomarte siempre la molestia, cambia tus contraseñas con frecuencia. Si no quieres tener que recordarlas, hay plataformas disponibles que puedes usar para crear contraseñas seguras y almacenarlas, como LastPass, por ejemplo. Son servicios que funcionan muy bien y que son fiables para mantener los datos seguros.

Acostúmbrate a configurar la autenticación en dos pasos. Muchos servicios de Internet ofrecen esta posibilidad como una capa adicional de seguridad. Aprovecha esta opción siempre que sea posible para que nadie más pueda iniciar ninguna sesión haciéndose pasar por ti.