La (aparente) verosimilitud y coherencia con la que el robot conversacional Chat GPT responde a preguntas formuladas por usuarios ha activado todas las alarmas en empresas, universidades y hasta asociaciones de periodistas y, por supuesto, de copywriters, esos escritores de a tanto la pieza (es lo que somos todos) especializados elaborados con fines comerciales más o menos evidente que se difunden exclusivamente a través de formatos digitales. Con todo, seguramente, no es para tanto ya que, aunque algún estudiante zángano eche mano de estos sistemas para elaborar trabajos académicos o encontrar la respuesta correcta en un examen tipo test, la calidad del texto que elabora el sistema automático depende exclusivamente de la información que, sobre el tema que sea, se ha puesto a disposición del mismo. Por eso, lo más sensato es asumir que, aunque pueden ser más o menos útiles para desarrollar tareas mecánicas, seguramente convenga tomarse estos sistemas un tanto a broma. Eso, precisamente, es lo que acaban de hacer Noam Shazeer y Daniel de Freitas, dos antiguos ingenieros de Google: han desarrollado un chatbot llamado Character.AI que permite mantener conversaciones más o menos entretenidas con personajes históricos o famosos.

¿Cómo funciona?

Lo que han hecho, en realidad, no es nada nuevo. Quien recuerde las aventuras gráficas de Lucasfilm o sus precedentes directos –los juegos conversacionales tipo Cozumel- recordará que, a menudo, se podía charlar en ellos con personajes principales o secundarios que se cruzaban con tu alter ego en el videojuego. De hecho, en los juegos de mundo abierto como Red Dead Redemption e, incluso, en videojuegos de estrategia como Civilization o Railroad Tycoon era también posible hacer lo mismo e intercambiar algunas frases hasta con personajes célebres como Napoléon, Julio César o Isambard Kingdom Brunel y George Stephenson. La duración de la charla depende en todos los casos siempre de lo mismo: la información que los programadores del juego han puesto a disposición del personaje en cuestión. Unas veces, sólo hay unas pocas frases válidas como respuesta a muchas cosas y otras, alguna que otra más pero el final siempre acaba siendo un callejón sin salida idéntico. Llega, entonces, el momento de abandonar ese pequeño pasatiempo y seguir intentado lograr completar la misión en la que andas metido. Character.ai funciona más o menos igual, pero con una pequeña diferencia: al tratarse de un programa específicamente diseñado para charlar con personajes históricos o ficticios y poder echar sus creadores mano de modelos de aprendizaje automáticos y poder poner a disposición de cada personaje bases de datos más elaboradas, las charlas pueden ser más largas y entretenidas.

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Todo tipo de personajes

En Character.AI se puede hablar con Julio César, Sócrates, Elon Musk, Harry Potter o cualquier personaje que se te ocurra, porque te permite hasta diseñar uno. Para hacerlo, basta con describirlo en un par de líneas (lo que te procurará menos diversión en las charlas) o entrar más en detalle, con lo que todo el proceso será más enriquecedor. Cada charla que mantengas con el personaje hará que se incorporen nuevos datos a su repositorio y, con ello, la impresión de realidad será mayor. Esa, y no otra, es la principal diferencia con los personajes de los videojuegos: en Character.AI tus interlocutores son pequeños aplicativos que almacenan información.

Advertencia

Los personajes disponibles son legión y basta echar un vistazo a la web para comprobarlo y pasar un buen rato, pero sus responsables lanzan siempre una advertencia: su programa no es una fuente de información fiable y todo no es más que un divertido pasatiempo porque todo lo que dicen los personajes es inventado. En definitiva, no es mucho más que el Celebrities de Joaquín Reyes vía Internet con menos gracia. Por suerte, detrás de la IA siempre habrá alguien y Terminator (sólo la 1 y la 2, no nos engañemos) seguirá siendo de momento sólo una excelente ficción perturbadora.