En Asturias andan desde hace años empeñados en sacar provecho de las minas de carbón cerradas, primero por costes y, después, por imperativo legal (queda mineral para décadas y, con los actuales precios internacionales, podría perfectamente explotarse) y una de las más exitosas es el aprovechamiento geotérmico. La primera experiencia de este tipo arrancó en Mieres, la capital de la Cuenca del Caudal, en 2018 y hay otra en marcha en Langreo, capital de la Cuenca del Nalón, desde 2022. Hunosa tiene en cartera más proyectos para otras antiguas zonas de explotación carbonífera pero, de momento, la que mejor funciona es la de Mieres, que tiene como protagonista al Pozo Barredo, una explotación de la que se dejó de sacar carbón en 1994. Hoy, gracias al calor del agua que almacena, casi todos los edificios públicos de Mieres y más de 300 viviendas disponen de calefacción y agua caliente.

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Maqueta que detalla como funciona el Mieres District Heating

¿Cómo funciona?

Cuando una explotación minera se cierra, el agua llena sus galerías al cesar las labores de bombeo y alcanza un nivel que puede o no coincidir con el original de la zona. A veces, es necesario mantener el bombeo hasta una cota de seguridad para evitar que se inunden edificaciones situadas en el área y, siempre, se detecta que esta agua extraída presenta una temperatura mayor que la de las aguas superficiales. Esta circunstancia la convierte en un recurso geotérmico, ya que el calor que almacena puede convertirse en energía. Eso, precisamente, es lo que se está haciendo en el Pozo Barredo de Mieres y en el pozo Fondón de Langreo. En ambos casos, el agua se extrae a unos 23 grados y después, en unas centrales de generación construidas en las inmediaciones de los pozos, su temperatura se eleva hasta los 85 para trasladarse, a continuación y mediante una red de tuberías, hasta las redes de calefacción de viviendas y edificios públicos. Es lo que en Hunosa denominan District Heating.

Más proyectos

En Asturias existen otras diez redes similares, pero en lugar de alimentarse con agua de mina, se alimentan con biomasa. La ventaja de las redes que incluyen antiguos pozos mineros es clara: el agua que se calienta en la central de generación llega a la misma a mayor temperatura que en las instalaciones convencionales. En toda España, tranquilamente, puede haber más de 200 antiguas minas hoy abandonadas que, como el Pozo Fondón y el Pozo Barredo, almacenan ingentes cantidades de agua a temperaturas superiores que la del agua superficial. No utilizar estos recursos, en un país sin más fuentes de energía propias que el sol y el viento –al carbón se ha renunciado- es un disparate. Hunosa trabaja ya en proyectos similares en otras minas cerradas que se sitúan en El Entrego y Laviana.