Électricité de France S.A. (EDF) es la elegida: tras completar la nacionalización total de la eléctrica, el gobierno de Emmanuel Macron utilizará la firma como herramienta para el ya decidido proceso de renuclearización del país vecino porque, que nadie lo dude, el proceso de descarbonización allí activado es precisamente eso. En Francia, las centrales nucleares son las infraestructuras energéticas que permitirán que el país se olvide de los combustibles fósiles a los que, como consecuencia de las obligadas paradas de sus vetustas nucleares, ha tenido que volver a recurrir. El Estado Francés ha retirado de manera obligatoria los títulos de los accionistas minoritarios que no se aportaron la opa que lanzó sobre la eléctrica el año pasado. Si en febrero, cuando concluyó la opa, el Elíseo controlaba el 96% de la compañía, ahora controla ya el 100%.

 

Misión clara

Tras la nacionalización, Francia va a iniciar con EDF como herramienta la construcción de, como mínimo, media docena de modernos reactores EPR de segunda generación, que funcionan con agua presurizada y ofrecen potencias de 1600MW.  Este tipo de reactores son más seguros y competitivos y pueden utilizar como combustible óxido de uranio enriquecido, uranio reprocesado y una mezcla de óxido de plutonio y uranio. De momento, se está construyendo uno en Flamanville que, tras doce años de obras, debería haber estado listo a finales del año pasado y que, si no hay más retrasos, empezará a producir energía en 2024. En Finlandia ya funciona desde esta primavera un reactor de este tipo en Olikuoto, también tras más de una década de obras. Ahora, Macron da por hecho que construirá seis reactores más avanzados que estos dos para que entren en servicio entre 2037 y 2050. En España, mientras, pretendemos cerrar todas nuestras nucleares al tiempo que Polonia, que también considera limpia la energía del átomo, visita nuestro país para conocer unas tecnologías que, al menos aquí, dejarán de generar empleo si el gobierno que se forme después de las Generales de julio no lo remedia.

Más que electricidad

El plan francés contempla mucho más que producir energía eléctrica con sus nucleares. Tanto con las nuevas previstas como con las actuales (muchas en fase de reparación), el Ejecutivo francés espera producir hidrógeno que ellos consideran verde –y por tanto ecológico- y en España, según los criterios de Teresa Ribera, es rosa y, por tanto, no ecológico. Hoy Francia dispone de 56 reactores que, si funcionan debidamente, cubren el 70% de las necesidades eléctricas del país. La renacionalización de EDF ha costado al Estado Francés 9.700 millones de euros, que es lo que se ha invertido en adquirir el 15,90% de acciones que no controlaba a 12 euros por título.