Además de ser multimillonario desde que vendió a Mark Zuckerberg su empresa Oculus, dedicada al desarrollo de gafas de realidad virtual, Palmer Luckey es un tipo con mucho tiempo libre. Por eso, este mes, ha intentado sorprender a todos con un invento de esos que parecen diseñados única y exclusivamente para llenar portadas. Se trata, en concreto, de unas gafas de realidad virtual con una particularidad más que singular pero, ciertamente, incomprobable: por lo visto, y según el tal Luckey, el dispositivo tiene la capacidad de matarte realmente si mueres de forma virtual mientras disfrutas con ellas puestas de un videojuego. El problema de las gafas es que nadie en su sano juicio va a querer comprobar que hacen eso para lo que se supone sirven. De hecho, aún en el caso de que a alguien se le ocurra comprobarlo, el creador del aparato (que sólo quiere notoriedad) no lo permitirá, ya que acabar en la cárcel no está entre sus planes y mucho menos después de haber ingresado 1.450 millones de euros en 2014, el año en que Facebook compró Oculus, que entonces era poco más que una idea
¿Cómo se supone que funcionan?
Al tal Luckey, o eso dice él al menos, le preocupa mucho lo que el define como “interacción entre lo virtual y lo real” y considera que el futuro de los videojuegos está en generar sensaciones reales en el jugados. Por lo visto y según él, si conduces virtualmente un coche, debe existir la posibilidad de que sufras heridas si te estrellas y si estás en una guerra, conviene que sea posible que te maten de verdad. ¿Cómo lograrlo? Pues con unas gafas que incluyen, al parecer, unos explosivos que se activarían si te mueres mientras estás jugando a algo con ellas puestas. Para él, es una gran idea y, de hecho, se pregunta por qué antes nadie “ha explorado esta mecánica en los juegos”. El muchacho, por lo visto, se ha inspirado en un manga titulado Sword Art Online en el que se recrea un presente ucrónico en el que existe la posibilidad, precisamente, de acceder a mundo virtual mediante un casco, el NerveGear que hace, entre otras cosas lo mismo (matarte) que este que dice haber diseñado Luckey.
¿Un farol?
De entrada, parece un farol, pero el sujeto anda estos días jugando a los equívocos y, para ello, aprovecha que, después de vender Oculus, fundó Anduril Industries, una empresa que desarrolla tecnología militar. Sea como fuere, es improbable que pueda demostrarse de algún modo que el casco que Palmer Luckey dice haber diseñado haga lo que se supone que hace aunque cosas más raras se han visto. De todos modos, el objetivo está cumplido: hoy hablamos de este tipo hasta en este digital.