Los actuales marcos regulatorios de los Operadores de Redes de Transmisión de Electricidad deben ser revisados si se pretende que se alcancen los objetivos de transición energética. Así opina, al menos, La Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad ENTSO-E.

 

Contexto

El contexto actual, marcado por las secuelas de la pandemia y la invasión de Ucrania, ha afectado significativamente a las inversiones en redes de transmisión eléctrica. Estos eventos han provocado un aumento en los precios de la energía y un retorno a niveles de inflación más normales en Europa. Sin embargo, estas condiciones han puesto una presión adicional sobre los costos de inversión de los operadores, que se enfrentan a dos desafíos adicionales: las interrupciones en su cadena de suministro y la falta de mano de obra calificada. Todo ello sucede al tiempo que las inversiones se aceleran. Los 10.000 millones de euros de 2021 se incrementaron en un 50% en 2022 y, de aquí a 2050, se necesitan inversiones de 834.000 millones de euros.
 

Exigencias

Desde ENTSO-E se exige, dentro de este marco, que se revisen las decisiones regulatorias, que se reevalúen las tasas libres de riesgo, que se aplique estabilidad a las metodologías de remuneración y que se establezcan herramientas de eficiencia regulatoria. De igual modo, se destaca desde la entidad que las inversiones previstas reportarán “bienestar socioeconómico a los consumidores” ya que redundan en “mayor seguridad energética”. Esos beneficios, destacan desde la entidad, “no se materializarán sin un cambio de marcos regulatorios que permitan recuperar costes de manera adecuada y garantizar la viabilidad financiera”.