Hasta hace nada, eran imágenes propias de países muy lejanos y, cada vez que aparecían, hacían a los más mayores de la casa recordar épocas pasadas más difíciles y desearnos que nunca las viviéramos pero, hoy, sin que aquellos mayores nuestros que nos advertían por aquí, vemos esas imágenes en directo y en primera persona en el supermercado o la tienda que tenemos debajo de casa. ¿Por qué sucede? ¿De verdad va a ir esto a peor y llegará hasta a ser difícil conseguir los productos más básicos? ¿Se ha acabado la abundancia que conocimos?
Prepararse para la escasez
Los productores de leche, carne y huevos consultados estos días por Efeagro, la división dedicada al campo de la conocida agencia de noticias, coincidían: no estamos ante una crisis de desabastecimiento, pero sí que vamos a tener que enfrentarnos a momentos puntuales de escasez. Se produce menos y lo que se produce, sale más caro. Además, la distribución no paga más a los productores, que tienen que asumir la mayoría de los sobrecostes derivados de las subidas de piensos, carburantes y electricidad. ¿La solución? Producir menos y eso, claro, te perjudica a ti.
Los huevos
Sí, es verdad: cada vez hay menos. La producción se ha reducido drásticamente en los últimos meses por varias razones: el pienso cuesta más, el sistema intensivo de producción con gallinas en jaulas se está eliminando para atender a las normativas europeas de bienestar animal y, además, diferentes países europeos están viviendo episodios de gripe aviar. Ya no quedan excedentes y, por eso, los precios han subido hasta un 48% desde enero pasado.
La leche
En España, hace muchos años ya que consumimos más de lo que producimos pero, además, sucede que cada vez tenemos menos granjas. La producción nacional ha caído un 4% en el último año porque se han sacrificado 26.000 vacas lecheras. ¿Por qué? Pues porque no sale a cuenta: por la leche se paga poco y mal al productor, que prefiere producir menos y destinar a carne a parte de su cabaña, ya que se paga mejor. Eso sí, no paramos de importar: un 17% en los últimos doce meses. En definitiva, leche más cara y menos disponible.
La carne
Carne, de momento, hay de sobras, pero es más cara. La producción, eso sí, ha bajado, porque los piensos son más caros y al ganadero le sale más a cuenta producir menos y más caro. Los productos de alta gama (cochinillos, lechales, ternascos o chuletones Premium) no van a escasear, pero cuidado con la carne de consumo diario. El sector advierte que, durante 2023, puede haber “menor disponibilidad de alimento”. ¿Será por eso que hay ya quien se apresura a elaborar carne sintética? Por mi parte, si la proteína ha de acabar viniendo de un laboratorio o, también, de insectos y similares, les adelanto ya que me hago vegetariano.