Los años en los que la batería del móvil podía durar hasta una semana ya son historia y, por eso, es más que aconsejable hacerse con un PowerBank, especialmente en estos meses de verano en los que el uso del móvil es más intensivo aún y almacenamos en él información vital como billetes o reservas de hoteles y restaurantes. La culpa de estos elevados consumos la tienen las múltiples aplicaciones y utilidades que incluyen esos pequeños ordenadores personales que llevamos siempre encima y exigen un aporte constante de energía. Hoy, raro es el móvil suya batería aguanta sin recargas más de 24 horas, así que lo más inteligente es identificar estrategias para cargar nuestro smartphone más deprisa y de manera más cómoda y, lo más importante, sin dañar la batería.
¿Se degradan las baterías de los móviles?
Las baterías, tanto las de los móviles como las de los coches, se degradan, pero podemos conseguir que ese proceso se retarde si cargamos siempre el dispositivo cuando está apagado o con un gasto de energía mínimo. Cargar así una batería equivale a conseguir que dure más, sufra menos daños y cargue más deprisa. Con todo, lo primero que hay que hacer, es controlar el consumo. Puedes hacerlo desde los ajustes de batería. También es buena idea utilizar siempre las últimas versiones de los sistemas operativos, ya que ahorran energía. Por último, aleja tu teléfono del calor o el frío extremo puede dañar la batería de los dispositivos. En el caso de lo primero, puede provocar que el litio con el que suelen fabricarse se resienta y su vida útil se vea perjudicada.
Mejor en modo avión o apagado
Si a un dispositivo le ahorras procesos, su consumo de energía será menor y el proceso de recarga del mismo será más rápido. ¿Qué conviene hacer, por tanto? Pues muy sencillo: cargar siempre el teléfono cuando está apagado o, si no hay más remedio que tenerlo encendido, cuando está en modo avión. Por supuesto, el consejo sirve tanto para iPhone como para Android.