¿Has visitado este verano alguna feria de una ciudad o pueblo en fiestas? Si es así, puede que te hayas encontrado con una novedad: la confusa mezcolanza de canciones, tonadas y reclamos publicitarios de viva voz que es desde hace décadas característica de estos improvisados recintos se está sustituyendo por otra cosa: por un hilo musical común que comparten todas las atracciones y tómbolas instaladas.

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¿Cómo funciona?

El sistema es sencillo: un camión equipado con un ordenador y un equipo de emisión por radiofrecuencia que suele contratar el ayuntamiento de la localidad que acoge la feria o, también, la asociación que agrupa a los feriantes, ofrece durante todos los días de la feria una señal sonora 24 horas que, mediante la preceptiva conexión wifi, todos los feriantes pueden reproducir en sus atracciones. Así, la tradicional algarabía disonante y caótica que caracterizaba a estos recintos se convierte en un hilo musical armónico cuyos decibelios de pueden regular. En Barbastro (Huesca), que celebra entre estos 4 y 8 de diciembre sus Fiestas, se ha utilizado el sistema este año. Antes, otras localidades como Mérida, Aracena, Córdoba, Valladolid o el Puerto de Santa María la habían utilizado ya.

Control

La instalación de estos sistemas comporta ventajas evidentes para las personas que residen en las cercanías de los recintos feriales y ven alterado su descanso por los excesivos decibelios y, también, para personas con algún tipo de trastorno del espectro autista que, hasta ahora, evitaban estos recintos. Ahora, en función de su condición y necesidades, pueden llegar a programar visitas más tranquilas, ya que el sistema permite, incluso, reservar horas con música atenuada para estos colectivos o, también, para el de los mayores. Para que el sistema funcione bien, es imprescindible el acuerdo con todos los feriantes, ya que si uno sólo incumple lo acordado y no sintoniza en sus equipos el hilo musical, el caos sonoro habitual vuelve. ¿Estamos ante el futuro de las Ferias?