Los ordenadores cuánticos son el futuro de la informática y, seguramente, también el de la Humanidad y, este otoño, se ha superado un nuevo hito en el camino que nos ha de permitir disponer de dispositivos con la máxima capacidad de proceso de datos que jamás imaginamos. Lo han logrado en la Universidad de Delft, en Holanda: han conseguido controlar un procesador cuántico de seis qubits.
¿Qué significa eso?
Lo que han logrado es, exactamente, el control universal de un procesador cuántico de seis qubits en silicio y eso supone que su sistema, que como todos los sistemas cuánticos permite procesar muchísima más información, es potencialmente más viable que otros ensayados, ya que el silicio es el mismo material que usan los dispositivos electrónicos actuales. Según Stephan Philips, uno de los más reputados expertos mundiales en la materia, el desafió actual de la computación cuántica pasa por desarrollar qubits y, también, por desarrollar una arquitectura que permita combinarlos. El logro de los investigadores de la Universidad de Delft nos acerca al segundo objetivo.
¿Cómo lo han hecho?
Los qubits están formados por electrones individuales fijados en una fila y separados por 90 nanómetros colocados en una línea de puntos cuánticos dispuesta sobre el silicio. Al realizar mejoras cuidadosas en la forma en que se prepararon, administraron y monitorearon los electrones, el equipo de investigadores holandeses pudo controlar las propiedades mecánicas del sistema, crear puertas lógicas y habilitar sistemas entrelazados de dos o tres electrones con tasas bajas de error. Para lograrlo, emplearon radiación de microondas, campos magnéticos y potenciales eléctricos. Con esta experiencia, se amplía el número de qubits en el silicio y se logran altas fidelidades de inicialización y lectura
La gran ventaja del silicio es que las cadenas de fabricación y suministro ya están establecidas, lo que significa que la transición de un laboratorio científico a una máquina real debería ser más sencilla.