En su día, España fue uno de los líderes en desarrollo de tecnologías de captura de CO2. Llegó a tener (En Puertollano y Ponferrada) dos plantas que fueron modelo a escala europea. La de Puertollano, en el desmantelado complejo electrotérmico de Elcogas (cuya web pervive en la red a modo de recuerdo), fue la primera planta de captura de dióxido de carbono y sus primeros ensayos, allá por 2010, permitieron capturar hasta una tonelada de CO 2. En Ponferrada, al lado de la hoy desmantelada térmica de Compostilla II, funcionó Ciuden, el otro complejo industrial dedicado a estos menesteres. Ahora, tras años parado, quieren recuperarlo.
¿Qué hacían?
En ambos complejos, se capturaba el CO2 generado en la combustión de carbón para generar electricidad con el objetivo de que no llegase a la atmósfera y fabricar con el diferentes productos como ácido acetilsalicílico, polímeros o gasolina o realizar tratamiento de aguas, procesos de limpieza en seco y, incluso, manipulación de órganos artificiales y fabricar productos de cosmética, entre otros. Elcogas, sin que haya quedado claro por qué, se desmanteló en 2018 y hoy los terrenos acogen una planta de biomasa gestionada por ENCE con 50 MW de potencia, casi nada al lado de los 320 MW de la térmica desmantelada. En Ponferrada, en paralelo, funcionaba Ciuden (Centro de Desarrollo de Tecnologías de Captura) al lado de Compostilla II, la térmica que tenía Endesa en Cubillos de Sil. Allí, también se desarrollaron experiencias similares a las de Elcogas a escala semi-industrial, pero en 2019 todo se archivó: el director de Ciuden entonces, el biólogo Arsenio Terrón, indicó que había que "buscar un futuro diferente" a la planta de captura de CO2 experimental que, con un modelo de oxicombustión, operaba en las instalaciones de Cubillos del Sil. Ahora, según todo indica, parece que quieren reactivar aquellas experiencias.
De la mano de Hunosa
Las declaraciones que hizo en 2019 Terrón, que abandonó el cargo este mes de mayo, se antojan hoy casi un disparate después de que Ciuden y Hunosa –o más bien Hunosa y Ciuden, porque a Ciuden la dirige ahora la responsable del área de museos y patrimonio de la entidad- hayan anunciado que “estudiarán opciones de colaboración en materia de renovables” que podrían implicar que se vuelvan a utilizar los equipos de captura de CO2. El objetivo es utilizar el dióxido de carbono capturado para la fabricación de combustibles sintéticos. Quien lo plantea es Gregorio Rabanal, ingeniero de Minas y presidente de Hunosa, la empresa que explota el último pozo minero vertical que extrae carbón en España y que aspira a convertirse en un actor clave dentro del ámbito de las energías sostenibles. Sea como fuere, que alguien recuperar unas instalaciones industriales punteras en su día para el uso con el que se concibieron es, sin duda, una buena noticia aunque, para darnos cuenta de las oportunidades que abrían los sistemas de captura de CO2 –quizá no hubiese hecho falta derribar térmicas y cerrar minas si se hubiese seguido jugando a favor de ellos- haya pasado más de un lustro. En otros países, nunca abandonaron estas tecnologías.